En el interior del territorio valenciano, englobando las comarcas de los Serranos, el Alt Palancia, el Alt Millars, la Vall de Cofrents, el Camp de Túria (Gátova), la Ribera Alta (Tous), Els Ports (Olocau del Rei), Rincón de Ademúz y Sierras de Gúdar y Javalambre (previncia de Tregüel/provincia de Teruel) se hermanan con un dialecto de transición entre el Valenciano, el castellano y el aragonés: el Churro. Esta palabra tan conocida y reconocida, tanto para nombrar a alguien valenciano parlante que usa castellanismos, para designar a alguien como «tossut» (cabezota), o esos dulces tan típicos (de creación churra), sobre todo en época de falles, se dice, según la creencia popular, que podría deberse al repoblamiento de Valencia, únicamente por aragoneses a la llegada de Jaume I, y que posteriormente fueron influidas por el castellano y el valenciano.

Pues bien. Citando el Llibre del Repartiment, las tierras tanto de costa como de interior se entregan tanto a aragoneses, como a castellanos, navarros, catalanes y de otras variadas procedencias. Entonces, ¿qué conectaría estas comarcas y haría aparecer esta lengua? A ciencia cierta no hay ninguna respuesta, sin embargo, el estilo de vida de estas comarcas es muy similar entre los pastores, gent de montanya, donde existen comarcas muy unidas entre sí, y una clara influencia cultural reflejada en los trajes regionales, de notable similitud al traje baturro Bajoaragonés, y una gastronomía también muy similar a la castellana.

El término churro no posee una evidencia histórica contrastable, más podríamos citar varias hipótesis de carácter histórico al respecto. Durante el reinado de Jaume II, nieto de Jaume I, el rey organizó unas Cortes a las que asistieron gentes de toda Valencia. Cuando el rey les hizo jurar els Furs de Valencia, los de les Comarques Churres, que tenían distinta pronunciación, respondieron diciendo «yo churo» en vez de «yo juro». Otra hipótesis citaría que en el s. XVI, durante el Imperio Español, a raíz del traslado de las Cortes a Castilla y estando obligados a jurar las leyes los funcionarios valencianos (que no hablaban castellano), respondieron con el anteriormente mencionado «yo churo», lo que hizo fijar esta expresión para los valencianos que hablaban medio en castellano, medio en valenciano. Para finalizar éste tipo de hipótesis, cuando el rey Jaume I llegó a las Alcublas, fue alertado de un ataque musulmán. Para cerciorarse, les hizo jurar a los habitantes de estas tierras que lo que decían era verdad, a lo que recibió como respuesta de los alcublanos un «yo churo».

En cuanto a hipótesis relacionadas con la filología se baraja la posibilidad que «churo» o «churro», como se ha castellanizado, pudiera venir de la lengua íbera o incluso del habla de la taifa de Alapont y Dénia. A pesar del desconocimiento, la protección de éste dialecto tan rico, que desgraciadamente se encuentra en extinción, es de gran valor cultural para los habitantes de estas rodalás, churros y churras, debiendo considerarla como un orgullo en vez de un habla vulgar. Lo mismo le deseamos al chapurriàu.

Verónica Albalat – Mora de Rubielos