La COMARCA, periódico independiente del Bajo Aragón, nacido el 12 de noviembre de 1987, con una periodicidad semanal, se vio obligado a convertirse en quincenal solo unos meses después, el 14 de enero de 1988. Y cada 15 días salió a la calle hasta el 2 de junio de 1995 en que, con la aparición de su número 200, reformado en diseño y contenidos, sus suscriptores pudieron recibirlo todos los viernes y en los quioscos era, casi ocho años después, otra vez, el periódico semanal del Bajo Aragón. Ya nunca volvió a ser quincenal.
Aquel ‘doscientos’ llevaba en su página 23 una columna de opinión denominada ‘Viles i gents’ con un artículo de Tomàs Bosque titulado ‘Bellmuntans’. La aportación del cantautor y escritor de la Codonyera era la sexta entrega para la columna escrita en catalán, que había aparecido por primera vez dos meses antes, en las páginas del periódico todavía quincenal. Dos propósitos se perseguían con la introducción del catalán en La Comarca. En primer lugar, demostrar desde el periódico lo importante que es escribir en «la nostra llengua», la que se habla en 29 poblaciones de la comarca histórica del Bajo Aragón o Tierra Baja: 18 en el Matarranya, siete en las cuencas del Mezquín y Bergantes más otras cuatro en el entorno de Caspe.
Pero si era importante escribir en «la nostra llengua», más lo era hacerlo bien. Y este fue el segundo objetivo perseguido con la creación de ‘Viles i gents’. Existía en el periódico, desde hacía algún tiempo, un apartado escrito por Carmeta Pallarés Soro, de La Ginebrosa, aunque afincada en Barcelona. Aquel rincón del periódico era ‘Un foradet en chapurriau’, con versión siempre bilingüe. Carmeta escribía tal y como se pronuncian las palabras en el lenguaje coloquial de nuestros pueblos y con grafía castellana. Pero muchos no estábamos de acuerdo ni con este sistema, ajeno a cualquier normativa gramatical, ni con denominar ‘chapurriau’ al catalán que se habla en Aragón, de norte a sur.
El ‘foradet’ tenía muchos seguidores y defensores. Pero había otras personas que consideraban incorrecta su forma de escribir y que apoyaban una alternativa como la de ‘Viles i gents’. Recuerdo, por ejemplo, a Teresa Jassà y al entonces alcalde de Calaceite por el Partido Popular, Fernando Latorre, que en contra de los criterios de su partido había declarado en una entrevista de La Comarca que «lo que se habla en Calaceite es catalán». Ante tal situación se llegó al acuerdo de mantener el ‘foradet’ de Pallarés, que en adelante, no obstante, tendría que convivir en el periódico con los escritores de ‘viles’. El colectivo estuvo formado, durante aquel primer año, por Tomás Bosque, José Antonio Carrégalo, Lluís Rajadell, Carles Sancho Meix y Carles Terès. Posteriormente se incorporarían Miquel Blanc, Juli Micolau, Josep Puche (éstos tres temporalmente), Natxo Sorolla y recientemente Estela Rius.
El periodista Lluís Rajadell, al que le habían salido los dientes profesionales en La Comarca, escribió en el ‘Viles i gents’ del número 201, un filete titulado ‘Discrepàncies’, en el que mostraba sus desacuerdos con una supuesta normalización lingüística emprendida por la Diputación General de Aragón/DGA. «Dir que la llengua pròpia d’estes terres limítrofes amb Catalunya s’està castellanitzant és dir el mateix que està desapareixent per a convertir-se en una altra cosa, castellà, sencer i verdader», escribió el periodista de Valderrobres en junio de 1995. Por desgracia, sus observaciones de entonces sobre la situación de nuestra lengua catalana en Aragón tienen plena vigencia, pero corregidas y aumentadas.
Quienes impulsamos el nacimiento de ‘Viles i gents’ tuvimos sumo cuidado en que fuera un espacio escrito en catalán, pero en el catalán de nuestra Tierra Baja, con todas sus variaciones, aunque respetando una gramática universalmente aceptada según la cual no se puede escribir «carré», por ejemplo, aunque así se pronuncie, sino «carrer».
No es momento de entrar en debates polémicos sino de felicitarnos por la puesta en marcha de una iniciativa periodística en nuestra tierra que resultó perdurable. Para muchos, entre los que me encuentro, ‘Viles i gents’, es una auténtica válvula de oxígeno intelectual. Y supone mantener la defensa de una parte inmaterial de nuestro patrimonio histórico y cultural que ni se compra ni se vende pero se vive. Sólo me cabe añadir que quienes promovimos ‘Viles’ actuamos movidos por el amor a nuestra tierra y a la lengua de nuestros antepasados que, por desgracia y para nuestro profundo dolor, muchos de nuestros descendientes ya no hablan.
Hoy, a la vuelta de un cuarto de siglo, me he limitado a recordar y contar a quien esto lea cómo nació este altavoz escrito en catalán, insertado en un periódico en el que algunos hubiéramos deseado que ciertas informaciones, como las del Matarranya, por ejemplo, aparecieran en catalán. No hay que olvidar que sus 18 poblaciones son todas bilingües. Pero, al menos, la inclusión en el periódico de comentarios u opiniones en la lengua materna o vernácula de tantos pueblos aragoneses, en nuestra lengua, fue un paso nada despreciable y más si tenemos presente que ha durado 25 años. Y tiene suficiente impulso para continuar muchos más.
Ramón Mur – Tribuna dedicada a los 25 años de la columna de opinión ‘Viles i gents’
*Director de La COMARCA del 10/02/1995 al 17/08/1995
la Ley de Lenguas de Aragón no solo no aclara nada sobre toda esta cuestión sino que viene a crear aún más dudas y lo que es peor, enfrentamiento entre las partes.
Apreciado señor Mur:
Como muy bien sabe, el tema de la lengua en Aragón, no es simplemente un asunto científico o técnico. Tiene también importantes connotaciones políticas e incluso humanas. Desde los planteamientos catalanistas que parecen poner en duda donde empieza y donde termina Aragón, hasta el ridículo punto de vista de los que opinan que en nuestros pueblos lo que pasa es que se habla catalán pero muy mal, y hay que conseguir que estos aragoneses aprendan de una vez a hablar y a escribir bien el catalán. Mas o menos como ya se ha conseguido en Cataluña, donde los de Tortosa y los de Olot, gracias a TV3 ya hablan casi bien. Naturalmente hablar bien es hablar como dicen los que mandan en Barcelona.
Las páginas de La Comarca, van dando voz a personas de distintas opiniones sobre el tema, pero observamos que poco a poco, con el regreso a sus pueblos de muchos jubilados que han hecho carrera en Cataluña, donde como todos sabemos hacer carrera también significa estar de acuerdo con los que mandan, el peso de lo catalán va aumentando en perjuicio de lo aragonés.
Muchos aragoneses que hablan castellano, pero no como los de Valladolid o los de Sevilla, saben que no necesitan a nadie, de fuera o de dentro, que les diga que tienen que hablar el castellano de otra manera. En nuestras comarcas aragonesas ya nos sentimos cansados de que vengan con esta música unos cuantos que poco o nada han hecho por Aragón.
Dejemos de un lado el tema político, porque realmente donde más se ha politizado es en Aragón.
Y centrémonos en lo realmente importante, que es la defensa de la lengua, llámese como se llame. A día de hoy la situación de nuestra lengua empieza a ser crítica, y no precisamente por las interferencias del catalán, si no por la CASTELLANIZACIÓN del mismo. Cada día en nuestros pueblos se utilizan más vocablos provenientes del castellano, a consecuencia de la educación, los medios de comunicación, las redes sociales etc…
Si nuestros abuelos levantasen la cabeza, se asustarian pero no por la estandarización de nuestra lengua, si no por la perdida de su riqueza por culpa del castellano.
Es difícil corresponder con un Colectiu ( que por cierto en catalán se escribe Col-lectiu), porque no se sabe muy bien quien escribe y opina. Pero sin ánimo de polemizar puedo comentar dos puntos: 1.- Si nuestros abuelos levantasen la cabeza y vieran como se habla el castellano de hoy, lleno de anglicismos y de estupideces varias, como lo de miembros y miembras, también se asustarían. Pero es que el mundo no hay quien lo pare, y va en la dirección que va, y no en la que nos gustaría. Y, 2.- tanto defender el punto de vista catalanista, olvidamos cosas que no las ha politizado los aragoneses. Por ejemplo los mapas editados por instituciones catalanas, en las que las fronteras de Cataluña se comen todo el oriente aragonés. Otro ejemplo es el trato dispensado a las hablas valencianas. Estudios como por ejemplo «Es parlars valencians», tan científico como el que mas, estudia las distintas variantes del valenciano, y se extiende con precisión sobre el valenciano tortosí, que es la forma que predomina en el Matarraña. No cierren ustedes los ojos a las realidades, inventando lo que no es.
No tiene sentido politizar un tema lingüístico.
Yo no «defiendo el punto de vista catalanista», simplemente quiero y respeto a mi lengua y por esa razón la utilizo tanto como puedo a nivel escrito y hablado, tanto en casa como en publico. Me preocupa la excesiva castellanización de la misma,la reducción de su uso entre los más jóvenes y considero que, como todas las lenguas minoritarias, necesitan una discriminación positiva para poder subsistir.
En cambio lo que veo es que la mayoría de gente que la denomina chapurriau, se llena la boca de amor por su lengua, pero en cambio no hace nada por defenderla, la usa exclusivamente a nivel familiar, cada vez menos en público, no la escribe y no se indigna cuando oye a nuestros menores cada día hablar muchísimo peor.
Para mí ese es el problema, no si hay un mapa dels Paisos Catalans o gente que se siente catalana. En todo caso esa es otra cuestión.
Le deseo mucho éxito.
Pero si quiere ganar voluntades ajenas, le recomiendo que no desprecie a los que defienden el chapurriau. También le ayudaría mucho si mostrara un poco de amor por Aragon.
Un cordial saludo
En ningún momento he hablado de territorios, solo de lenguas, usted presupone demasiadas cosas, imagino que por sus prejuicios políticos.
Un saludo
Estoy totalmente de acuerdo con la posición de Antonio Germán Torres y suscribo sus opiniones en este debate.
Colectiu….no por mucho golpear amanece más temprano.
Vas mol tort noi !!!
Felicitats pels 25 anys! Esperem entre tots seguir mantenint una posició apolítica per a defendre les nostres variants del català i ben allún del pancatalanisme i dels blaveros del chapu
Me parece estupendo que se mantenga una forma de hablar de una zona determinada. Todo eso es riqueza cultural y hay que preservarla. Sin embargo, hacemos un pan como unas tortas si empezamos a exigir y a obligar al aprendizaje de una lengua para dirigirnos a instituciones y demás. Tengo la suerte de hablar Inglés, Francés y Español, y en un mundo globalizado como el nuestro hoy, me parece una pérdida de tiempo gastar esfuerzos y recursos en politizar el asunto. Ésta lengua a perdurado alo largo de los años y va a perdurar en el futuro, pero No al adoctrinamiento político basado en la lengua.-
De hecho se está perdiendo palabra a palabra. El catalán de calaceite que yo hablo ya es una versión más castellanizada del que hablaba mi abuelo.
Así se pierden las lenguas, palabra a palabra. Tal como sucedió con el aragonés en Alcañiz por ejemplo, o como está sucediendo en Aguaviva donde el catalán está tocado de muerte ya.
Muy buen artículo sr. Mur.
A mí sí que me da la impresión que nuestra lengua se está «castellanizando» por el mero echo de que muchos de los jóvenes de la comarca, al contrario de lo que hicieron sus padres y sus abuelos, hablan a sus hijos en castellano. Si a esto le sumamos que en determinados colegios de la comarca no les dejan hablar en en su lengua materna, ni en el recreo, pues mal vamos.
Y si como siempre hay gente que quiere ganar 4 votos con estos temas…
Yo pienso que sí juntamos una persona de Morella, una persona de Tortosa y una de Valderrobles podrán hablar y se van a entender totalmente, será que hablan la misma lengua. En cambio sí juntamos una de Utrillas por ejomplo, no.
Por el momento si no nos enseñan la ortografía de nuestra lengua siempre seremos ignorantes.
Los rumanos que viven en la comarca dicen que hablan rumaño, porque nadie les ha enseñado a hablar y escribir castellano y lo han aprendido de la calle.
El tema de las lenguas y hablas del Bajo Aragón es un asunto espinoso y sutilmente manipulable. Al valorar las posiciones más o menos pro y anti-catalanistas de unos y otros, es difícil distinguir entre el «bobo solemne», el «tonto útil» y el «compañero de viaje». Porque es muy difícil saber dónde empieza el debate lingüístico y dónde el interés político. Ambos andan juntos y revueltos sin una claridad meridiana que los separe.
Yo de vosotros Aragoneses que lo sois de Teruel, Huesca y Zaragoza , estaria muy orgulloso de que : un espacio escrito en catalán, pero en el catalán de nuestra Tierra sea un nexo de unión no de desunión : Aqui ho deixo !!
Aquí ho deixo !!!
Lo menos u has sentit a Terol.!!
No ??
Vaya, vaya.
Si entre todos ustedes que escriben el Chapurriau en catalán no se aclaran, como les voy a hacer entender que en estas tres comarcas aragonesas tan fantásticas que tenemos ni hablamos catalán y ni lo escribimos.
En fin, enhorabuena por estos 25 años de sus columnas en catalán, y estoy seguro de que el nuevo apartado «el mundo del chapurriau» nos dará muchísimas alegrías y también tendrá un largo camino por recorrer.
Aquí u díxo!!!
#YoparloChapurriau
¿Porque hablas en nombre de tres comarcas? Y los que pensamos que hablamos catalán y queremos que nuestros hijos también lo hablen?
Ramón, tú que vas por Belmonte, diles a sus gentes que hablan catalán, ta verás li que re contestan. Pero se lo has de preguntar a los que viven allí ahora, y toda su vida.
Se muy bien lo que piensan y lo respeto. Pero lo que me duele es que uno de los dos idiomas que hablaban en belmonte nuestros antepasados en belmonte se está perdiendo.
En la Plaza de las Glorias de Barcelona, hubo durante muchos años la mayor fabrica de maquinas de escribir de Europa. Tuvo la mala suerte de que se popularizaran los ordenadores personales y el correo electrónico. La fabrica desapareció, y hoy todo el mundo usa lo nuevo. Ejemplos como éste se pueden citar a cientos. En nuestros pueblos también solía haber herreros que cuidaban del calzado de las bestias y hoy eso ha pasado a los libros de recuerdos. La vida es así. Todo nace, crece, envejece y muere. A las lenguas les puede pasar algo parecido. Un enorme número de las palabras que se usaban hace cien años han dejado de usarse porque ya no hacen falta, y un número enorme de palabras que se usan hoy en día nombran a casos y cosas que no existían hace 50 años. Y esto le pasa tanto al catalán como al español. Existen muchos diccionarios que recogen las palabras desaparecidas o las que están en desuso. Cualquier ciudadano medio, si lee obras como las de Delibes, gran conocedor del lenguaje del mundo rural, se encuentra con dificultades de comprensión porque ese lenguaje y ese mundo han desaparecido. Pero su lengua no ha desaparecido, se ha adaptado a las necesidades de hoy. La invención de palabras tiene dificultades, y el resultado nos puede parecer erróneo o influido por otras lenguas. Hace unos 30 años, la Generalitat de Cataluña, impulsó la creación de vocabularios específicos para las distintas ocupaciones. Recuerdo el caso que sucedió cuando se hizo una compilación de palabras para el mundo de la restauración y de la hostelería. Llegó el momento de decidir que palabra catalana significaría lo mismo que «tocinillo de cielo». Los sesudos varones que hace años que se dedican a inventar el catalán llegaron a una conclusión. Se debería llamar «flamet». A la gente aun le dura la risa.
No ha habido que castellanizar nada, pero tampoco es una solución inventar mal.
En fin, me gustaría mucho que el habla de nuestras comarcas sirviera para la vida de hoy, y no para la de ayer. Eso es lo que la salvará. Y si no es así, será una desgracia, pero en vez de una máquina de escribir tendremos un ordenador, que al fin y al cabo también es nuestro. No me creo que personas como usted Don Ramón Mur, no estén convencidos de que la lengua española es también su lengua materna.
Lengua castellana, perdón.
Siento mucho no haber logrado hacerme entender: Mi lengua materna es el castellano o español, pero también el catalán, los dos idiomas que se hablan en Bellmunt. En lo que me siento bellmuntà, porque allí estoy empadronado, es en lo que me duele que nuestros hijos, nietos y demás descendientes no hablen una de esas dos lenguas, motivo por el que se está perdiendo sin remedio. Y quizá tenga que ser así, que desaparezca como tantas otras cosas de la vida, es posible que así tenga que ser. Pero a mi me duele que desaparezca un idioma que hablaban nuestros antepasados.
Don Ramón: Como usted yo también soy del 44, y aunque nacido en Zaragoza, mis abuelos procedían de Sástago, Escatrón, Belchite y Montañana. La familia de mi mujer, procede de Valdealgorfa , Valjunquera y Belmonte. Si yo también conozco la realidad del pueblo en el que usted vive.
Y también he visto como los cambios sociales han transformado estos pueblos a lo largo de los últimos 70 años. Se han perdido muchas cosas, entre ellas las formas tradicionales de sus hablas locales. A mi también me duele que la patria de mi niñez, que es nuestra verdadera patria, haya cambiado tanto que, al llegar a nuestra edad, ya empieza a no gustarnos. Pero creo que no nos debemos culpar los unos a los otros de lo que pasa. La realidad es que yo durante los últimos 30 años, prácticamente sólo he hablado inglés en mi día a día. El español se quedaba sólo para mi casa. Quiero que sepa que le respeto, y espero que no dude que mis opiniones no están basadas en prejuicios políticos, y que el futuro como decía Machado no está escrito. Es la tarea que tienen por delante nuestros nietos. Reciba un afectuoso saludo.