La propuesta del consejero de Agricultura, Joaquín Olona, para modificar la estructura actual de los grupos leader y crear a nivel administrativo uno solo por provincia ha generado una justificada alarma en todo el medio rural aragonés. Los grupos de acción local han demostrado ser una de las herramientas más eficaces contra la despoblación por su importante capacidad de asesorar pequeños proyectos de emprendimiento, diversificar la economía, recuperar valores naturales o turísticos… pero sobre todo por estar absolutamente imbricados en el territorio. Los leader han de ser actores fundamentales en la nueva estrategia contra el reto demográfico. En la última reunión de la Red Aragonesa de Desarrollo Rural Olona planteó dejar los 20 grupos en solo tres, uno por provincia, que coordinarían administrativamente todos los fondos con la ayuda de personas concretas en cada comarca. La diversidad territorial es tan grande que resulta muy difícil entender cómo desde una sede provincial se puede coordinar la acción eficaz para cada zona, donde la demografía, el patrimonio, las características económicas o sociales son tan diferentes. Además la previsión de DGA es reducir a partir de 2023 (cuando entra en vigor el nuevo período del reparto de estos fondos, ligados a la PAC) la financiación a la mitad, pasando de 77 millones a 45. Según el presidente de la Red Aragonesa de Desarrollo Rural, José María Merino, entre 2013 y 2020 los grupos de acción local han generado más de 1.400 empleos en la comunidad autónoma. Asimismo, se han reducido las partidas previstas durante esta etapa de transición hasta 2023 de una forma muy considerable, pasando de los 12 millones de euros anuales a unos 270.000, una muestra clara de la intención de eliminar esta estructura. Esta postura ha generado ya discrepancias en el propio seno del cuatripartito autonómico, donde responsables de grupos como CHA o el PAR han manifestado su malestar.

En plena lucha contra la despoblación desde todos los ámbitos y con financiación por primera vez por parte del Gobierno central sería un error prescindir de una estructura que funciona bien y cuyos trabajadores conocen la realidad territorial así como las trabas burocráticas (que no son pocas) que suponen este tipo de tramitaciones. No cabe duda de que todo es mejorable y probablemente exista también una necesidad reformar determinadas cuestiones ligadas a los grupos leader, pero, al menos en el territorio bajoaragonés, la honda labor de grupos como Adibama, Omezyma o Adema es incuestionable. Cabe esperar que en base al diálogo se resuelva cuanto antes esta situación y se ponga en valor (con su correspondiente financiación) un trabajo que desde hace años es referente.

Editorial