En los pueblos que conformamos la Ruta del Tambor y Bombo, solemos decir que la Semana Santa son los días más importantes del año, pero sin duda en 2020 son los días más importantes del siglo.

Estamos haciendo todos un esfuerzo importante de confinamiento, pero esperamos estos días como un estímulo paliativo que nos dé fuerza y nos conceda algún instante tamborilero, que nos ayude a ver todo más positivo. Se crea una contradicción especial entre la rigidez de las medidas y la idea que nos sosiega, de dar con un momento de desahogo e ilusión. Todo es muy lógico y humano, el problema surge porque en la Semana Santa bajoaragonesa este año son los días más peligrosos y de mayor riesgo respecto a la pandemia que nos asola. El tambor tiene mucho tirón y nos preocupa la visita de personas a las segundas residencias o los movimientos internos en busca de instrumentos o distintivos procesionales. Se han mandado mensajes desde las autoridades, pero tememos que sean tan infructuosos como en las semanas anteriores, o se tenga que resolver con una sobre ocupación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que seguro podrían estar solucionando problemas en otros sitios.
Son casos puntuales, pero en redes sociales, e incluso en la prensa, han salido personas con instrumentos rompiendo el confinamiento, tocando en zonas comunes e incluso en la calle delante de sus casas. Lo han hecho sin gran preocupación ya que lo han publicado. Por ello, es obligación de todos el mandar mensajes inequívocos. Cualquier ciudadano está habilitado para informar o alentar a los infractores para que rectifiquen. Hagámoslo por nuestros mayores y por la gente con riesgo, y como no, por una tradición y una pasión que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.

Pero también os digo que hay que estar muy orgulloso de la gente que está dando el callo cada día, personas que permiten que este país viva y un huracán de voluntarios y colaboradores que están expulsando al coronavirus a patadas. Millones de héroes anónimos aporrean al Covid-19 desde la reclusión en sus casas y un nuevo clima de bondad se tiene que crear para defenestrar a todos los cafres que alimentan el odio en las redes sociales desde la bajeza y la irresponsabilidad. En esta lucha solo hay un enemigo al que se le vence con confinamiento, jabón y unión. En esta batalla, el que no suma, resta.

Para acabar y buscando términos más dulces y amables, os animo a disfrutar de estos días desde la perspectiva que pone en valor lo que tenemos, lo que amamos y que al final, el toque de un tambor es una maravillosa y embriagadora excusa para estar con los nuestros, para poner en valor la capacidad y la solidaridad de nuestros pueblos, para tener en la mente siempre nuestros orígenes y este año más que nunca, para agradecer a nuestros mayores el magnífico legado que nos transmitieron. A los que ya no están, con el recuerdo, y a los que aún nos acompañan, cumpliendo a rajatabla el confinamiento.

Pedro Bello Alcalde de La Puebla de Híjar