Semana Santa dos palabras que con solo nombrarlas nos llenan de emoción y sentimiento, que evocan vivir con pasión todos los actos litúrgicos y procesionales, que hacen que deseemos vestir con nuestras túnicas y tocar los tambores y bombos que en esta tierra son tradición y costumbre.

Este año, por causas excepcionales, todo va a ser diferente, pero no vamos a olvidar nuestra Semana Santa, porque eso nada ni nadie lo conseguirá ya que siempre la llevamos en nuestro corazón. Seguro que habrá personas que tendrían planeadas estas vacaciones desde hace mucho tiempo, familias tristes porque estas fechas son las de reencuentro con los suyos, abuelos con nietos, padres con hijos…

Samper de Calanda está triste, como todos los municipios de la Ruta del Tambor y del Bombo. En estas fechas deberíamos aumentar la población, abarrotar los bares y los comercios, las calles tendrían que estar llenas de gente amiga. Estos días no vamos a poder salir a la calle en cuadrillas con nuestros amigos, ni visitar las casas de nuestros vecinos para comer esas pasticas y beber ese vino de nueces que nos ofrecen mientras hacemos la ronda tocando el tambor y el bombo. No disfrutaremos de las procesiones desfilando por el pueblo o subiendo al calvario en filas ordenadas de tambores a los lados y bombos en el medio, todos vestidos con túnicas negras y el tercerol en la cabeza con el sonido atronador que producen los palillos y las mazas al roce con las pieles de los instrumentos, ese ruido que nos eriza el vello, solo con pensarlo se nos llenan los ojos de lágrimas de pesar y de emoción porque este año no va a poder ser. Es duro, ¡por qué no decirlo!

Pero esta situación solo es un paréntesis, no es un olvido, no es hacerlo por hacer. Una gran pandemia pone en peligro nuestra salud, nuestras vidas y, por eso, todos debemos permanecer en nuestras casas y no salir de ellas, por nosotros mismos y por los demás.

Hay mucho personal sanitario y fuerzas de seguridad que están arriesgando su vida profesional y familiar por todos nosotros, hagamos caso y no salgamos de casa, no extendamos más este virus. Quizás suene a tópico, pero la salud es lo más grande e importante que tenemos.

Nuestros tambores, bombos, cornetas y timbales el año que viene seguirán estando en el mismo sitio donde los dejamos el año pasado, tengamos fe y esperanza de que todo pasará y el próximo año volveremos a disfrutar de nuestra tradición.

Samper de Calanda es un pueblo solidario y por eso os pide que os quedéis en vuestras casas.

Alfonso Pérez – Alcalde de Samper de Calanda