Situados en «Lo Piló de la Siarra» en lo alto de la «Siarra de la Chinebrosa» y mirando el recorrido del río Mezquín vamos de camino a los otros pilones. Pasamos la tarde con amigos de la Cañà, de Bellmun, de la Chinebrosa y de la Codoñera, desde allí veíamos cada una de nuestras poblaciones y adivinábamos otras como Surullera o Aiguaiva en las vertientes del Mezquín y del Bergantes. Incluso debatíamos sobre la situación de Valchunquera como puerta natural de conexión con nuestra comarca lingüística del Matarraña. Hablamos también el inmenso esfuerzo que con el diario traspaso de la sierra en ambos sentidos, por el llamado camí de la Chinebrosa, realizaban aquellas familias de la edad de nuestros padres, que en pleno invierno iban a la Torre a coger olivas. Al final del recorrido, acabamos afirmando unas características de nuestro chapurriàu como:

* La falta de valoración interna de nuestra  lengua.

      Creemos en la superioridad otras lenguas por su extensión geográfica, porque la practican gran número de hablantes o porque tienen unas bases gramaticales que las unifican y marcan. También vemos a veces, la disparidad de vocabulario de cada pueblo del chapurriàu como algo negativo que necesitaría unificación. Es necesario valorar y enorgullecernos de nuestro mundo cultural, de nuestra lengua y de su variedad, de nuestras costumbres y de nuestras tradiciones.

* La falta de valoración externa de nuestra lengua.

       Duele mucho la falta de valoración en nuestras propias comarcas, en la provincia y en la Comunidad Autónoma. Tenemos la sensación de obtener mayor respeto e interés por parte de otras gentes y asociaciones por nuestra situación.

* Las dificultades del territorio.

       Geográficamente estamos situados en zona de influencia de Cataluña y de Valencia. Al chapurriàu, además del castellano, le toca convivir con la progresiva expansión de un catalán dominante y unificado, con el que no sentimos ninguna afinidad.

* Las dificultades propias de la evolución histórica y social de la población.

       La apertura social de la segunda mitad del siglo XX y la actual conlleva a interactuar con otras lenguas y culturas que se nos están engullendo y que nos abocan a un proceso de desaparición de la lengua y costumbres que tenemos el derecho y el deber de perpetuar en libertad.

       La continua despoblación, el progresivo fallecimiento de los pilares familiares tradicionales del chapurriàu y el continuo aumento de población no autóctona  procedente de un mundo lingüístico y cultural muy alejado del chapurriàu marcan la situación actual.

*  Las dificultades de nuestras propias instituciones.

       Es una realidad muy lamentable que nuestras propias instituciones nos están entregando al dominio lingüístico de otros territorios, incluyendo el apoyo del sistema educativo autonómico, y nos manifiestan una infravaloración de nuestra lengua y cultura, que es parte de la suya.

       Termina la tarde y volvemos a nuestros pueblos. Afortunadamente en la actualidad existen movimientos lingüísticos de defensa de nuestro chapurriàu, con mucha implicación de sus miembros, que parecen predecir un futuro prometedor. Los tenemos que defender con entusiasmo y apoyar en cuantas acciones promuevan de cara a primar la pervivencia de nuestro CHAPURRIÀU.

Juan Segura Gil – El mundo del Chapurriàu