Hay ocasiones, perspicaces lectores, en que aquellos que quieren saber con certeza cuestiones relacionadas con nuestra historia más reciente, no les queda más remedio que echar mano de la ficción: de la literatura. Y es que en la narrativa está permitida la elucubración, la hipótesis y, sobre todo, la imaginación…, sin más compromiso que escribirlo con elegancia y rigurosa verosimilitud.
Esta singularidad es lo que ha permitido que algunos escritores de la época (Baroja, Fortún, Barea…), o del presente (Pérez-Reverte, Cercas, Trapiello…), hayan dejado su impronta en la historia de la Guerra Civil española, pero entreteniendo a los lectores.
Uno de estos últimos escritores que mejor sabe manejar este tipo de literatura es, sin duda alguna, JERÓNIMO TRISTANTE. Ya nos lo demostró con creces, entre otros muchos libros suyos, con las novelas cuyo protagonista era Víctor Ros, el famoso detective del Madrid del siglo XIX (y que fue llevada a la televisión durante dos temporadas). Ahora, sin embargo, se ha embarcado en una trama fascinante y llena de dificultades, cuyo protagonista es el teniente republicano Juan Antonio Tornell, adscrito a las Milicias de Vigilancia de la Retaguardia, cuyas aventuras, como habréis supuesto, se desarrollan en nuestra Guerra Civil. Tornell ya apareció, hace algunos años, en la novela: «El valle de las sombras», ambientada durante la construcción del Valle de los Caídos. Ahora, TRISTANTE, en esta novela que acaba de ser publicada y cuyo escueto título es «36», lo retrotrae justo al principio de la contienda: al helador mes de noviembre de 1936, en pleno asedio de Madrid.
Es el Madrid del «No pasarán» donde la vida no vale nada, «caminas por una calle lleno de vida y unos segundos después eres un trozo de carne amorfo que se desparrama por el adoquinado»; es el Madrid de las interminables colas de hambrientos con sus cartillas de racionamiento; el Madrid de las checas, las denuncias falsas y los continuos «paseos»… Es una ciudad en donde impera el caos total. Las tropas nacionales están solo a un paso y en cualquier momento podría desencadenarse la ofensiva final. Es, en verdad, el peor momento para tratar de impartir justicia y la mejor oportunidad para asesinos sin escrúpulos. Tornell lo sabe, pero ha recibido el encargo de investigar la desaparición de un fotógrafo británico: Kenneth Lee, y ha de cumplir con su obligación. Sin embargo, desconoce las complicadas ramificaciones del caso: el Gobierno de la República quiere localizar a Lee para evitar un conflicto con los ingleses, cuyo apoyo quiere recabar; pero también los buscan otros organismos e includo agentes enemigos. Y surge la pregunta: ¿por qué es tan importante ese fotógrafo británico? Hasta ahí.
Tristante ha escrito una novela apasionante. Un libro en donde cuida todos los datos veraces que maneja, sin que falten, además de los personajes inventados, muchos otros históricos de la época: Santiago Carrillo, Largo Caballero, Quiepo de Llano… Un relato de una impresionante frescura y de una muy conseguida intriga. Después de todo, lo histórico y lo policíaco nunca han sido malos compañeros de viaje.
Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz