El Ayuntamiento de Albalate ha realizado 27 pruebas serológicas a las trabajadoras y a los sanitarios del consultorio para comprobar que la residencia está libre de coronavirus debido a los casos que se han producido otros centros y a la rápida propagación del contagio.
El resultado de las pruebas muestra que ninguno de los profesionales ha desarrollado anticuerpos contra el coronavirus, es decir, que por el momento no han tenido contacto con él. Por lo que si ellos están bien, los ancianos que cuidan también porque no han tenido forma de contagiarse. En la residencia se concentra mucha población de riesgo debido a su avanzada edad y a las patologías previas. De hecho, una de las residentes va a cumplir 109 años el mes que viene.
El Consistorio contrató las pruebas el sábado Santo a una Mutua de Prevención de Riesgos Laborales, que llevó a cabo los análisis el martes con un coste de 2.287 euros. Albalate informó a la consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón de las pruebas diagnósticas. Su intención es repetirlas en periódicamente pero ahora la prohibición expresa a empresas y ayuntamientos- salió publicada en el BOA dos días después- les hace «replantearse las acciones futuras».
«Nuestros trabajadores no reúnen las condiciones que impone Salud Pública para hacer los test pero si tenemos que esperar a que presenten síntomas graves, habremos llegado demasiado tarde, como ha ocurrido en otras residencias. Cada vez que pienso en la residencia de Valderrobres o en otras tantas y me pongo en la piel de esos ancianos que han muerto solos, de esos familiares que no han podido despedirse de ellos, de esos trabajadores que hacen jornadas maratonianas para cuidar a los enfermos o de ese alcalde que ha visto como llegaba tarde la ayuda que pedía desesperadamente, se me cae el alma al suelo», afirma la alcaldesa de Albalate, Isabel Arnas.
Explica que, por eso, desde el Ayuntamiento están poniendo todos los medios a su alcance para impedir que se repita la historia. «Pedimos al Gobierno de Aragón que si ellos no tienen los medios para poder hacer estos controles, nos dejen hacerlos a nosotros que estamos dispuestos a asumir competencias impropias con tal de que no entre el virus a nuestra residencia. No los hacemos indiscriminadamente, queremos hacérselos al personal esencial que más riesgo tiene porque si los médicos, los enfermeros y los cuidadores enferman, mueren nuestros mayores y controlando la salud de los médicos, enfermeros y cuidadores, salvamos a nuestros mayores del contagio y quizá de la muerte. Merecen todos nuestros esfuerzos, se lo debemos y no podemos defraudarlos», apunta Arnas, quien agradece la labor de las trabajadoras de la residencia (directora, administrativa, limpiadoras, cuidadoras, cocineras y mantenimiento), a los sanitarios que los atienden y a la concejal de Servicios Sociales, Vanesa Pequerul, la cual se ha ofrecido como voluntaria para llevar las comidas a domicilio de los ancianos que se han adherido a este programa durante la epidemia. «También me gustaría agradecerles a los residentes y a sus familiares la comprensión que han tenido y la buena disposición a mantener el confinamiento y a los voluntarios que les han hecho llegar desde EPIS caseros hasta corderos para llenar las despensas», afirma.
Medidas adoptadas hasta el momento
Antes de comenzar el confinamiento ya se extremaron las medidas de precaución. El 3 de marzo hubo una primera reunión entre las trabajadoras, la directora de la Residencia, Pilar Calvo; la concejal de Servicios Sociales Vanesa Pequerul y la alcaldesa, Isabel Arnas, en la que se dieron unas pautas de actuación contra el Covid-19 como aumentar la higiene o no viajar a lugares en los que ya existían casos. El 10 de marzo se llevó a cabo otra reunión de similares características en la que se cerró la residencia a todas las visitas y se restringió las salidas de los residentes.
Desde entonces la dirección ha ido aplicando distintos protocolos indicados por Salud Pública como la realización de dos turnos de comidas para poder aumentar la distancia entre los residentes o la toma de la temperatura a los residentes cada día y a las trabajadoras a la entrada y salida del turno.
Los trabajadores y los sanitarios tienen contacto con el exterior, lo que les somete a una gran presión, ya que desconocer si son portadores del virus puede generarles situaciones de estrés y ansiedad. «Los sanitarios han podido tener contacto directo con pacientes Covid19 o sospechosos de serlo y en muchos casos la única protección que han podido usar son las mascarillas de tela, las batas cosidas con sacos de basura o las pantallas hechas con impresoras 3D que los voluntarios les han hecho llegar. Cada vez que entran a la residencia es un riesgo para los residentes», añade la alcaldesa.
Ejemplar el comportamiento de lós alcaldes de la provincia de Teruel, al contrario del Gobierno de Aragon que parece desear la desaparición de las residencias
Hacer solamente test a las personas que presentan síntomas me parece una solemne estupidez, si presentan síntomas hay que aislarlas inmediatamente.
Los test hay que hacerlos a los que no presentan síntomas. El peligro está en ellos: pueden ser portadores y no manifestarlo.