Hay autores, obras que son, sencillamente, inmarcesibles. Ni siquiera el tiempo, que todo lo estraga, ha podido restar ni un ápice de su valía en unos y de su belleza en las otras. Y todo eso es lo que se denomina, sin más, los CLASICOS (y ya sabéis cuanto me gusta incorporar, de vez en cuando, algún Clásico a este espacio) Y hoy os traigo uno que no es cualquiera, sino uno de los más grandes, de los más influyentes y de los más polémicos: KNUT HAM-SUN; y con una de sus obras más hermosas y perfectas: «LA BENDICION DE LA TIERRA» (reeditada en estos días por Nórdica Libros), novela que casi por sí sola le valió el Premio Nobel de Literatura («…nunca antes alguien mereció tanto recibir este galardón», dijo Thomas Mann), aunque ya llevaba escritas varias obras maestras como «Hambre», «La trilogía del Vagabundo», «Pan» o «Victoria».
Pero, ¿quién fue este hombre? Quién alguien que ha sido y es considerado uno de los mejores escritores de todos los tiempos, reconocido y venerado como maestro por innumerables compañeros de pluma y que tanto ha influido en ellos: desde H.G. Wells, Thomas Mann, Hesse, Gorki, Kafka, Zweig…, hasta Hemingway, Henry Miller, Paul Auster o Bukowski (quien lo consideraba «el mayor escritor que ha vivido jamás»). Y no digamos ya de los lectores: querido y admirado por ellos hasta límites insospechados; sólo decir que en su día y en su tierra noruega fue elevado a la gloria nacional.
Este hombre, pues, fue un hombre sencillo y abnegado, que ejerció los oficios más diversos: zapatero, carbonero, picapedrero, vendedor ambulante, maestro de escuela… Hasta que en 1882 emigró a Estados Unidos donde vagabundeó y paseo miserias. A su regreso a Noruega, y fruto de aquella experiencia, escribió «Hambre», su primera novela que le proporcionó fama inmediata. Su admiración por la vida bucólica y su rechazo a la gran ciudad lo llevarían a pasar etapas de su vida en un cabaña del bosque. Fruto de éstas fue: «LA BENDICION DE LA TIERRA», una de las novelas más brillantes, emotivas y líricas de la historia de la literatura. En ella se narra, con una insuperable precisión expresiva, la historia de Isak, un hombre de campo, grande, fuerte y tenaz, y de su mujer Inger. Ambos, con su trabajo y fuerza de voluntad, se abrirán camino en una tierra dura y hostil; trabajando de sol a sol, cuidando de sus hijos, viviendo con sencillez y amor a esa tierra y tratando, siempre, de hacer lo correcto, aunque ello suponga, a veces, situaciones dramáticas que al hombre actual se le escapan del entendimiento.
Hamsun, en este canto a la vida rural y a esos primero colonos que, con su esfuerzo, poblaron Noruega, critica el progreso, a la vez que idealiza la vida en contacto con la naturaleza y con esa tierra que, para él, es la base de la fuerza del hombre.
No hay escusa, amigos lectores, hay que leer a HAMSUN y, sobre todo esta maravilla: esta prosa elegante y sencilla, pero que tiene la hondura de un arado que fecunda la tierra. Sus páginas poseen la luz tranquila del norte de Europa, la serenidad de sus lagos, el ritmo lento e inapelable de su naturaleza. ¡Pura delicia!
Como apéndice, y para aquel que ignora la historia de HAMSUN, decir que, en un momento dado, el gran hombre fue procesado, multado e internado en un psiquiátrico. Sus libros fueron quemados en la calle y sus placas y estatuas derribadas y vejadas; y hoy día sólo unos pocos lugares de su tierra honran su obra, que no su memoria. ¿Qué pasó? Pues, desgraciadamente, HAMSUN caminará siempre al lado de Céline, Ezra Pound o Drieu La Rochelle, extraordinarios escritores y seres humanos que se enredaron con una sombría utopía: el nazismo.
Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz