Al igual que en Andorra, los amigos de Fabbri se unieron. Al igual que en Budrio, Feher encontró resistencia en Albalate
Mantener esta causa viva. Este es el objetivo de los amigos de Iranzo. La cuadrilla del andorrano se ha movilizado para pedir justicia y que se esclarezca la verdad sobre qué medidas tomó la administración para que su asesinato y el de Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero se hubieran evitado.
El sábado congregaron a miles de personas en Andorra y los días posteriores trajeron más cariño. El día de Nochebuena, una concentración que organizó el pueblo de Calamocha con los mismos lemas: para recordar a las víctimas y para reivindicar pueblos seguros. En Navidad, el cariño llegó desde Italia. Norbert Feher huyó de allí después de asesinar a un guardia y a Davide Fabbri, un camarero de Budrio, una localidad cercana a Bolonia. Los amigos de Fabbri también se movilizaron y todo este tiempo han estado pidiendo justicia.
«Nos llegó un mensaje a través de Facebook con un teléfono y llamamos. El caso y las historias son prácticamente gemelas», dijeron desde la agrupación de Iranzo. El asesinato de Fabbri le valió a El Ruso sumar un nuevo apodo: Rambo de Budrio. La primera acción para recordar a Fabbri y pedir justicia también fue una marcha nocturna iluminada solo por las antorchas que llevó la gente que acudió. El suceso sacudió la zona, un lugar rural y muy acostumbrado a la tranquilidad.
Los que se enfrentaron a Feher
Fabbri se enfrentó a su agresor, seguramente sin saber que se trataba de un peligroso individuo. El 1 de abril, Norbert Feher entró en su establecimiento con la intención de robar. Encañonó a Fabbri con un rifle y este, le plantó cara y consiguió quitárselo pero el serbio guardaba un arma que disparó al pecho del camarero.
Salió huyendo y estuvo desaparecido hasta que ocho días después dos guardias le dieron el alto cuando conducía una furgoneta. Feher abrió fuego de nuevo sin mediar palabra y mató a un agente y dejó a otro mal herido. A pesar de que se le siguió buscando en Italia, terminó saliendo del país.
Feher siguió los mismos patrones. Eligió una zona con núcleos habitados dispersos y con habitantes muy acostumbrados a la tranquilidad. En Italia se dedicó a asaltar propiedades para subsistir, e incluso en muchos casos los propios vecinos dejaban viandas para que se llevase y no hiciese nada más peligroso. En Albalate hizo lo mismo y también abrió fuego en cuanto se topó con las primeras personas que lo vieron. Manuel Andreu y Manuel Marcuello se cruzaron en su camino.
Al igual que Fabbri en Italia, Marcuello también se enfrentó a Feher. Al abrir el masico al que acudieron a cambiar la cerradura y ver que le estaba apuntando, el albalatino se abalanzó sobre él y lo tiró al suelo. Ya herido de bala en el brazo, le golpeó e incluso trató de quitarle la pistola. Muy debilitado por el disparo -prácticamente a quemarropa- y tras haber recibido numerosos golpes, optó finalmente por salir corriendo para salvar su vida.
El asesino siguió disparándole. En el momento en el que llegaron a Albalate, unos minutos después, los dos vecinos reiteraron que se trataba de un hombre peligroso que les había intentado matar. Le describieron y se elaboró un retrato robot que, por otra parte, no fue difundido hasta que se produjo el triple asesinato diez días después.