Bueno es, gratos lectores, que, como suele decirse, recordemos nuestra historia para que no volvamos a repetir sus errores. Y dado que en la literatura española contemporánea disponemos de una copiosa y plural nómina de libros que versan sobre la Guerra Civil, he decidido recomendaros la lectura de uno de ellos totalmente distinto al resto: una novela genial y memorable, pero totalmente disparatada y con tintes surrealistas (mucho nos recuerda a la venerada «Amanece que no es poco» de José Luis Cuerda), y que devuelve al lector pistas para posicionarse en el bando de los que quieren, de una vez por todas, reirse de aquello sin olvidarlo. Todo ello aprovechando que la editorial Galaxia ha recuperado «LA COMEDIA SALVAJE» de JOSÉ OVEJERO, sin duda uno de nuestros mejores escritores que tenemos en la actualidad, y que hace algún tiempo escribió esta maravilla alucinatoria que es preciso volver a leer.
Ante todo tenemos a nuestro protagonista: Benjamín, un joven inteligente pero insignificante, culto pero torpe e inútil; pero es él, precisamente, el elegido por don Manuel Azaña para desempeñar una misión cuya finalidad es detener la guerra. Para ello, habrá de ir a Burgos al encuentro del general Cabanellas, republicano y masón que por error está al mando de los rebeldes, para proponerle que acepte escribir una carta al filósofo Ortega y Gasset para que éste acepte ser el nuevo Presidente del Gobierno, ya que «es de los pocos a los que respetan la derecha y la izquierda moderadas». La carta se la tiene que llevar el mismo Benjamín.
Esta misión lo obligará a emprender un periplo por media España durante el otoño de 1936, a lo largo del cual irá encontrándose a una pintoresca caterva de personajes en las que se incluyen tanto a los combatientes de uno y otro bando como a los que viven en la retaguardia; hombres de perfil público y cierto protagonismo, por un lado, y gentes humildes y seres anónimos por otro. Pero también personajes estrambóticos y apariciones delirantes: Don Quijote, Cervantes, Valle-Inclán…, que le harán pensar que se ha vuelto loco. Menos mal que se encuentra con Julia, una mujer que lo acompañará y que velará por él evitándole más de un mal mayor y colocándole del lado de la cordura.
La Guerra Civil que se encuentra en estas páginas no puede servir para alimentar discursos solemnes, porque no hay aquí héroes ni biografías ejemplares. La habilidad y pericia de OVEJERO en la manipulación de materiales y recursos, y la valentía con la que hurga en ciertas llagas, hacen de ésta una novela difícil de olvidar por la visión ácida, cruda, sombría, grotesca, tierna, mísera, conmovedora, doliente, estrafalaria, triste y alucinatoria de aquella España en armas
De seguro que a más de uno hará partirse de risa, a otros les ofenderá, pero con todos mantendrá el autor un diálogo desafiante y enriquecedor, una meditación sobre la guerra, sobre todas las guerras y, también, una reflexión lúdica sobre la utilidad y el valor de la literatura. Creo que no puede pedirse más.
Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz