«Fue en los comienzos de septiembre de 1664 cuando, mezclado entre los demás vecinos, escuché durante una charla habitual que la peste había vuelto a Holanda…».
Bien, amigos lectores, así comienza una obra maestra: «DIARIO DEL AÑO DE LA PESTE»; uno de mis «clasicones» que, de vez en cuando, me gusta recomendaros (esta vez aprovechando que la ediorial Alba acaba de sacar una maravillosa edición); y que, además, nos viene que ni pintado por la desoladora situación que estamos vivendo.
En 1720 la peste, que prácticamente había desaparecido de Europa después del gran brote de 1665, volvía inopinadamente a declararse en Marsella. En Londres, muchos recordaban esa tragedia de su niñez; en cada casa se contaban terribles historias sucedidas a parientes y amigos. Las noticias que llegaban de Marsella traían ahora de nuevo el pánico. DANIEL DEFOE, que se ganaba la vida como periodista, aunque había publicado ya dos novelas, dos joyas de la literatura: «Robinson Crusoe» y «Moll Flanders», había sido uno de esos niños que en 1665 sobrevivieron a la epidemia. Su preocupación por la actualidad y lo que podría ocurrir en caso de que viniera otro «azote», le llevó en 1722 a escribir esta extraordinaria y extraña novela.
Todavía hoy en día, hay muchos lectores y críticos que ven en esta obra una mera recopilación de datos y escenas periodísticas. Pero, en realidad, se trata de una obra de arte muy elaborada, un ardid de la imaginación. Una novela hecha a conciencia por un novelista profesional (uno de los primeros grandes novelistas), que, para prepararla, hizo acopio de toda una biblioteca de obras de referencia (estadísticas, tratados de medicina, de economía…), además de numerosas conversaciones de personas mayores que recordaban episodios de la primera peste.
El «DIARIO…» está escrito bajo la forma de las memorias de un superviviente de la catástrofe. Sin embrago, aquí el protagonista no es un individuo, sino toda una ciudad, testigo de los comportamientos humanos más heróicos pero también de los más mezquinos: siervos que cuidan abnegadamente de sus amos, padres que abandonan a sus hijos infectados, casas tapiadas con los enfermos dentro, ricos huyendo a sus casas de campo y extendiendo la epidemia allende las murallas de la ciudad… Estamos, pues, ante una narración dramática y sobrecogedora, un relato preciso y sin concesiones de una altura literaria que todavía hoy es capaz de conmovernos hasta las lágrimas. Y todo ello, y por lo que se ha convertido en un clásico es, según Anthony Burgess, porque «además de aceptarlo como ficción, cada generación lo ha leído también como Historia».
Tres siglos después de haber sido escrito, este «DIARIO…» nos demuestra que el miedo y el tesón son cualidades que hombres y mujeres siguen cultivando cuando nos arrasan las pandemias; y que todavía hoy DANIEL DEFOE tiene mucho que decirnos.
Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz