Algunas localidades han podido recuperar actos perdidos durante la crisis en los últimos años
La llegada del sol y del calor es sinónimo de verano. Con la época estival regresan las vacaciones y con ellas, las fiestas patronales. Agosto es, sin duda, uno de los meses preferidos por los habitantes de los pueblos y también por los veraneantes. Las localidades duplican e incluso triplican su población y esta situación hace olvidar, por unos días, el problema de la despoblación. Los pueblos se llenan de gente y también de recuerdos. Además, la música de las orquestas, discomóviles, charangas y jotas consiguen crear un ambiente festivo único que se repite año tras año.
Para lograr que todo salga según lo previsto, los ayuntamientos, peñas, asociaciones y comisiones de fiestas trabajan muy duro a lo largo del año. Pero no es fácil conseguirlo. Para ello se necesita dinero y en los últimos años, por culpa de la dichosa crisis, algunos municipios han visto mermados sus presupuestos. Ahora, cuando parece que empieza a atisbarse una luz al final del túnel, las cuentas comienzan a cuadrar y los presupuestos consiguen mantenerse, e incluso han aumentado en algunas localidades.
Samper de Calanda dio el pistoletazo a las fiestas patronales con la celebración de Santo Domingo de Guzmán el último fin de semana de julio y, a partir de entonces, el inicio de los festejos ha sido un goteo constante a lo largo y ancho de todo el Bajo Aragón Histórico. Todos los pueblos han comenzado los festejos con enormes sonrisas, no solo por la emoción y la ilusión de volver a ver a amigos y familiares, sino porque se recuperan celebraciones perdidas y también se cuenta con una partida económica ligeramente mejor que en años anteriores.
Esta sensación ha llegado incluso hasta los empresarios del sector, que ahora ven mayor entusiasmo en los pueblos. A pesar de que los presupuestos son «similares» a los de hace un par de años, aunque con «ligeros aumentos», en los vecinos se aprecia «más alegría». «Es cierto que en los últimos años ha cambiado un poco la actitud de la gente. Se les ve más felices», destaca José Enrique Pamplona, empresario de fiestas.
A pesar de que los grandes recortes en los presupuestos de las fiestas ya se han paralizado, las consecuencias de la crisis todavía se perciben en las localidades. «El tema ha cambiado un poco con respecto a hace unos diez o doce años. Ahora todo lo gestionamos nosotros. Nos ofrecen las barras, tenemos que contratar camareros y todo esto viene un poco por el tema de que cada vez hay menos gente en los pueblos», indica Pamplona, al mismo tiempo que añade que ahora los ayuntamientos y las comisiones son más meticulosos. «Miran mucho más todo lo que les ofrecemos, no lo cogen tan a la ligera como antes».
Equilibrio en los presupuestos
Analizando los presupuestos de algunas de las localidades del Bajo Aragón Histórico se llega a la conclusión de que las cuentas se han equilibrado en los últimos tiempos. A pesar de que en unos municipios se ha aumentado el gasto en las fiestas y en otros se ha visto disminuido, prácticamente todos gastarán lo mismo en las celebraciones en honor a sus patrones.
La capital del Bajo Aragón, por ejemplo, puede sacar pecho con la partida económica dedicada a las fiestas de este año, que aumenta con respecto al ejercicio anterior. Alcañiz tiene reservado un montante económico de 155.000 euros para los festejos de septiembre, una cifra a la que habría que sumar los 28.700 que le va a suponer al Consistorio gestionar la Pista Roja, uno de sus «grandes retos».
Para este año la concejalía de fiestas ha optado por dar una vuelta de tuerca a este recinto y evitará que los actos musicales se solapen con las diferentes actuaciones que se celebrarán en la ciudad. «Hemos apostado por hacer un gran concierto el sábado con Fangoria y el domingo un mini festival de rock con Los Bengala y The Fire Tornados», explica Nacho Carbó, concejal de festejos alcañizano. Además de esta modificación, se han programado otras novedades como el tobogán acuático gigante para el público infantil. «Alcañiz es un lugar con cuestas y seguro que esta actividad va a ser un éxito», dice Carbó. Con todo, los toros de fuego, las carrozas, los festejos taurinos y la comparsa de gigantes y cabezudos seguirán siendo sinónimo de éxito en la ciudad.
Otra de las poblaciones que más dinero invertirá en sus fiestas patronales será Andorra, cuyo ayuntamiento colabora con 160.500 euros, unas cuentas que aumentan con respecto al año anterior. «La mayor partida va dedicada a los actos musicales, porque consideramos que es donde mejor se lo pasa la gente», destaca Héctor Balaguer, concejal de festejos del Consistorio. Por San Macario, los andorranos contarán con varias novedades como la comida popular tras el chupinazo y el recuperado recorrido de peñas. «Lo hacemos porque la gente nos lo ha pedido», resalta Balaguer.
Con especial devoción se está viviendo San Roque en Caspe, donde el Ayuntamiento destina alrededor de 115.000 euros para las fiestas. Este año la cifra aumenta como consecuencia de la contratación de artistas tan prestigiosos como Loquillo y La Unión. «Siempre se ha traído a buenos grupos, con renombre, y es algo que queríamos retomar, porque con la crisis se había perdido», cuenta Carmen Barato, concejal de fiestas caspolina. Los festejos seguirán este verano con la tradición y se presentan sin novedades importantes.
En Alcorisa apuestan por seguir haciendo fiestas «para todos los públicos» y para ello contarán con un presupuesto que ronda los 100.000 euros, de los cuales 65.000 serán aportados por el Ayuntamiento. El montante económico es el mismo que el año pasado y quizás para 2018 podría aumentar. «Llevamos esa idea, porque nos gustaría retomar algunos actos como el toro ensogado», indica Andoni Indart, concejal de festejos alcorisano.
Por su parte, desde Valderrobres, que comenzó ayer sus fiestas, aseguran que el presupuesto de este año ha aumentado «ligeramente», aunque prefieren no desvelar las cifras. Los festejos se presentan con varias novedades como el tobogán acuático, el concierto de la «Kinky band» y la actuación de «Los titiriteros de Binéfar». Además, «recuperamos los fuegos artificiales, algo de lo que estamos muy satisfechos», destaca Enrique Segurana, concejal de festejos del Consistorio valderrobrense.
En la capital del Bajo Martín, Híjar, los festejos están a la vuelta de la esquina y este año el Ayuntamiento aporta 45.000 euros, lo mismo que en los dos años anteriores. La Asociación «CulturHijarte» es la encargada de organizar los festejos y entre las novedades de este año está el espectáculo musical de fuegos artificiales. «También recuperamos la yincana de peñas y haremos multitud de actividades para el público infantil», asegura Carlos Gómez, presidente de la asociación.
Las fiestas acabaron ayer en Castellote con un éxito rotundo. El Ayuntamiento colaboró con la comisión con 18.000 euros, cifra ligeramente inferior a la del año pasado, aunque los actos taurinos fueron financiados por el Consistorio. Entre las novedades de los festejos, destacó la exhibición de emboladores del viernes. Por último, en Calanda apuestan por las discomóviles y el campeonato de fútbol de 24 horas para sus fiestas. No desvelan el presupuesto destinado para San Roque, aunque señalan que es muy inferior a los 80.000 euros que se invertirán para las Fiestas del Pilar.
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