Hace ya tiempo que Albert Einstein profetizó: «Al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida sin abejas: no habría polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres». De ahí la importancia de cuidar de estos bichos tan pequeños -molestos para algunos, odiados por otros- que llevan con nosotros más de 80 millones de años y que sin ellos no podríamos subsistir. El mundo de las abejas es tan fascinante, tan absorvente, que ha dado para que muchos escritores se inspiraran en él para sus creaciones (el nobel Maeterlinck, Gustafsson, Mario Satz…), y últimamente una escritora noruega: MAJA LUNDE, que ha escrito una novela maravillosa: una historia épica y global en la que va reflexionando sobre los seres humanos y su relación con la naturaleza a lo largo de los siglos. Una novela que incide en la importancia de la educación, de las relaciones humanas -sobre todo entre padres e hijos- y, cómo no, de las abejas.
Para ello LUNDE trenza tres historias que se despliegan a lo largo de los siglos: tres historias en apariencia inconexas pero con el hilo conductor de las pasiones humanas y su afán, a veces equivocado, de mejorar la vida.
Por orden cronológico debemos situarnos primero en la Inglaterra de 1852, allí William, un naturalista y comerciante de semillas con ocho hijos a sus espaldas hace meses que no sale de la cama, donde permanece deprimido y hastiado de su propia vida. Quiso ser un gran científico pero las obligaciones familiares impidieron que lograra su sueño. Sin embargo, el desarrollo de una idea: una nueva colmena que revolucionará la apicultura, le dará la fortaleza para levantarse y recuperar la ilusión por prosperar intentando inculcar a sus hijos el amor por las abejas.
En una zona rural de Ohio en 2007 conoceremos a George que dedica todos sus esfuerzos a la cría de abejas. Su mayor esperanza es que su hijo, que estudia en la universidad, tome las riendas del negocio familiar y se convierta en un gran apicultor. Sin embargo, a éste le importan más las letras que las abejas.
Por último nos trasladaremos a Sichuan (China), al año 2098, donde las abejas han desaparecido y con ellas el mundo tal y como se conocía. Tao es una mujer casada que se dedicada, como muchas más, a la polinización manual de flores con un cepillo de plumas. Tiene un hijo, al cual desea dar una vida mejor que la suya, y está ahorrando para conseguir el permiso de tener otro más. Una situación trágica cambiará por completo la vida de Tao, que se verá embarcada en una complicada búsqueda.
Una novela, amigos lectores, original y diferente, de escritura sencilla y limpia que hace que sea pura delicia su lectura; pero también un trabajo meticuloso y sistemático, como las abejas que describe, que nos hace aprender sobre las relaciones (padres e hijos), sobre la naturaleza y la importancia de la educación para hacer frente a desafíos como los que plantea el cambio climático. Creo que este es el mejor reconocimiento hacia una autora que, de seguro, vamos a tardar en olvidar.
Miguel Ibañez. Librería en Alcañiz