No estaba especialmente predestinada a interesarme por los nazis. Los padres de mi padre no habían estado ni del lado de las víctimas, ni del lado de los verdugos. No se habían distinguido por actos de valentía, pero tampoco habían pecado por exceso de celo. Simplemente eran «Mitlaüfer», personas que siguen la corriente».
Bien, amigos lectores, de esta forma tan interesante empieza este espectacular ensayo -y cuánto hace que no recomendaba uno en este espacio-, que mereció el Premio al Libro Europeo en 2018 y no sé qué montón de premios más y cuántas alabanzas de críticos y lectores: «Los amnésicos. Historia de una familia europea».
Este ensayo, verdaderamente perturbador, que está escrito con un ritmo narrativo ejemplar, que para sí quisieran muchos novelistas, comienza en la ciudad alemana de Mannheim, de donde es originario el padre de la autora: la periodista franco alemana Geraldine Schwarz. Allí descubre que su abuelo Karl, amparándose en la injusticia de la legalidad nazi, compró en 1938, a un precio irrisorio, una empresa a sus propietarios judíos, los Löbmman, que más tarde serían todos asesinados en Auschwitz. Tras la guerra, confrontado con un heredero que reclama una reparación, Karl Schwarz opta por la negación de sus responsabilidades y se declara, como hemos leído al principio, un «Mitlaüfer», es decir, uno que, como la mayoría de los alemanes, se dejó llevar por la corriente. No eran ni fanáticos, ni criminales, en algunos casos buenas personas, pero que fueron arrastradas por esa corriente de la historia y por ese egoísmo propio de la condición humana, que los convirtió en auténticos cómplices del régimen totalitario nazi.
De este modo arranca, pues, una apasionante indagación que cubre tres generaciones, y que entre oscuros secretos familiares y valientes declaraciones éticas, denuncia la tendencia al olvido generalizado de los crímenes nazis, la implicación colaboradora de la población civil de la época, la incautación de bienes judíos como método de persecución étnica y la corrupta ética de una sociedad en esos tiempos convulsos.
La memoria de los crímenes nazis es inacabable: en cada momento plantea preguntas distintas, cada generación relee esta historia a su modo o la olvida. Hoy, cuando desaparecen los últimos supervivientes de estos crímenes y los últimos perpetradores, y cuando la retórica nacionalista avanza en las democracias occidentales, lecciones de aquellos años recobran auténtica vigencia. Así, ensayos valientes , informados, inteligentes y de una gran honradez como éste, merecen la pena -es casi obligatorio- leerlos. Sobre todo, si es tan apasionante y está tan bien escrito como «Los amnésicos». Un placer de libro.
Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz