Se afirma que el cerebro permanece activo unos diez minutos después de que el corazón deje de latir. O sea, que después de que hayamos muerto clínicamente aún disponemos de ese tiempo para pensar o recordar o tararear mentalmente nuestra canción favorita.
A Tequila Leila ese lapso de tiempo le dura exactamente 10 minutos y 38 segundos. Su cuerpo, inerte, yace embutido en un contenedor de basura a las afueras de Estambul; pero por su cerebro sigue fluyendo el tiempo y, minuto a minuto, le va trayendo diversos recuerdos: la infancia con su padre y sus dos madres en una casa grande y antigua de una apacible ciudad de Turquía; los chismorreos de las mujeres cuando los hombres están en la mezquita; la huida a Estambul para escapar de los abusos, las mentiras familiares y un matrimonio concertado; el amor hallado de manera inesperada en el burdel de Mamá Amarga… Y los cinco amigos, su verdadera familia, que en esos momentos tratan desesperadamente de encontrarla. Todo ello aderezado con un recuerdo sensorial para cada ocasión: el peso de la sal con la que la comadrona cubrió su cuerpo infantil; el olor del limón y el azucar que burbujeaban en la calidez del hogar; el sabor del café con cardamomo que bebía durante los ratos de descanso en el prostíbulo… Y, sobre todo, el recuerdo constante de esos cinco marginados de la sociedad turca, como ella, que «ocupan más espacio que todos sus parientes juntos»
Y bien, ¿quién es esa mujer? ¿Quién la ha asesinado? ¿Qué consecuencias tendrá esa brutalidad? Estas, y otras, son las preguntas que recoge la novela, dejando abundante espacio entre ellas para el dolor, el humor y el amor.
ELIF SHAFAK, la novelista francesa de origen turco creadora de este bellísima novela que hoy os presento, ha ido cimentando su fama a base de obras intensas y emotivas, de atrevida imaginación y de una calidad literaria verdaderamente admirable. Su amor por el país de sus antepasados le ha llevado a localizar casi todas sus obras en él; pasando a ser una de las escritoras más leídas. Sin embargo, la reputación ganada por contradecir el relato oficial que el Estado turco da de sí mismo le ha llegado a pasar factura: por reconocer el genocidio armenio en su novela «La bastarda de Estambul» fue llevada ante los tribunales, aunque, al final, se le retiraron los cargos.
En esta su última novela, intensa y sensual, SHAFAK da voz a los deposeídos, a los maltratados, a los abandonados, pero transformando su canto doloroso en pura belleza. Y precisamente, es ahí en donde radica su arte: en transformar un libro crudo e implacable, donde se palpa el sufrimiento y la aflicción de sus protagonistas, en un maravilloso canto a la vida. El jurado del Premio Booker (el más importante en lengua inglesa), del cual quedó finalista, destacó: «Valiente y enormemente cautivadora, esta novela da fe del poder de la amistad y del espíritu del ser humano».
Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz