Esta que hoy os recomiendo, es la cuarta novela de HELENE GESTERN, pero la primera en traducirse al castellano. Esta francesa nacida en Nancy en 1971, había ya consolidado una cierta fama en su país, pero ha sido con esta obra: «EL OLOR DEL BOSQUE», cuando ha traspasado esa gruesa línea que separa a los escritores «interesantes» de los que llevan el camino de la grandeza.
Y, sin embargo, esta profesora -y amante de la historia de la fotografía-, no ha hecho más que retomar sus motivos predilectos que venían ya esbozados en sus anteriores novelas: la memoria, su carácter fragmentario, el duelo, la búsqueda de la verdad y, sobre todo, la fuerza evocadora de la fotografía; pero esta vez, ha confabulado estas ideas con la maestría y fuerza suficiente como para seducir al lector que se adentre en esas casi 800 páginas a embarcarse en una travesía que mantiene el pulso hasta el final. El resultado es verdaderamente gratificante: en esa travesía hemos aprendido una apasionante lección de historia, y hemos sabido de la importancia del pasado y de la memoria y, sobre todo, del extraordinario poder de la fotografía.
Aquí el pretexto narrativo es un encargo envenenado que, a la postre, acaba convirtiéndose en antídoto. Elisabeth Bathori, una especialista en historia de la fotografía, está sufriendo una enorme depresión a consecuencia de la muerte de su compañero, cuando recibe una propuesta laboral que trastocará su vida de forma irreversible: Alix de Chalendar, una mujer de 89 años, le confía las fotografías realizadas por su tío, Alban Willecot, un teniente fallecido en 1917, durante la gran guerra, así como la profusa correspondencia que mantuvo desde las trincheras con su amigo Anatole, un eminente poeta post-simbolista. Poco después, la anciana le deja en herencia una acogedora casona en un bosque, en donde Elisabeth se encerrará a desmigar su propio duelo y a obsesionarse por la historia de Willecot. Y será en ese bosque, junto a la casa, donde los muertos y los vivos le irán susurrando sus verdades.
La investigación empieza a desenterrar secretos familiares, amores prohibidos y odios atávicos entre generaciones, e impele a la protagonista a viajar por casi toda Europa en busca de respuestas. En sus ciudades conocerá a aquellas personas que, gracias a sus recuerdos, la ayudarán a reunir cien años de vidas en un todo con sentido.
«EL OLOR DEL BOSQUE» es una travesía por la pérdida, una investigación sobre las historias de los desaparecidos en la dos guerras mundiales, y sobre el tiempo y el silencio. Pero esta novela -monumental, múltiple, apasionante-celebra también la fuerza inesperada del amor y la memoria cuando se trata de alumbrar el futuro de sus huellas: las que iluminan pero también devoran a los vivos.
En verdad, que HELENE GESTERN consigue impresionar, enamorar y emocionar a su lector
Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz