Una de las fascinaciones que ejerce la Literatura sobre el lector -de seguro que en vosotros también, amigos lectores-, es que siempre son posibles las sorpresas: esas narraciones que un día, sin saber cómo, aparecen en tu vida haciéndola más agradable. En estos últimos días, ha habido un autor: RAFAEL CABANILLAS SALDAÑA, que con dos de sus novelas: «QUERCUS» y «ENJAMBRE», ha hecho posible que se materializara esa sorpresa que me ha impactado tanto. Las dos son obras fascinantes: de esas que dejan su huella indeleble en la memoria del lector. Las dos hunden sus raíces en la naturaleza y en el mundo rural de esa España despoblada que, poco a poco, va desapareciendo del mapa y del imaginario. Las dos son herederas del gran maestro Delibes. Y las dos están cuidadosamente editadas por Cuarto Centenario.
En «QUERCUS» nos encontramos a Abel, un joven que huye del horror de la Guerra Civil refugiándose en el monte, en una cueva. En ella pasará cinco largos años conviviendo con la naturaleza y sus animales, hermanándose con ellos, poniendo a prueba su resistencia para sobrevivir a la soledad y a las desdichas. Cuando al fin decide descender al pueblo, comienza para él una nueva vida; en realidad, no menos complicada que la anterior. El abandono, el hambre y la injusticia de la posguerra son los verdaderos enemigos de estas tierras. Es la España latifundista que, en un momento dado, decide que el progreso y la modernización del mundo rural eran contraproducentes para algunos intereses.
En esta novela coral de múltiples voces, sobre una tierra cuya identidad se va conformando con las historias y sucesos de los aldeanos, el lector siente, casi literalmente, los olores del monte, el sabor del miedo y el arañazo de la desesperación de sus gentes. Ese es, sin duda, su gran logro; además, claro, de una prosa admirable: sencilla y poética, y omitiendo los puntos y aparte, quizás en homenaje a «Los santos inocentes», que Delibes escribió sólo con somas.
«ENJAMBRE», la siguiente novela de CABANILLAS, es también una pedanía de Anchuras, en las estribaciones de los Montes de Toledo, en la solo han quedado dos familias que, además, no se hablan. Tiresias, el protagonista, es un chico que nació enfermizo, con aparente retraso mental y medio ciego -igual que el famoso adivino griego, que también era ciego. Se cuenta que estando la Remigia a boca de parir, se le aparecio una especie de brujo diciéndole que el niño se llamaría Tiresias; y ella creyó que lo que llevaba en su vientre era algo diferente y especial. Y así fue.
El joven, analfabeto porque no pudo asistir a una escuela que clausuraron cuando él era apenas «un cagón de cuatro años», se dedica a pastorear las cabras de la familia por las sierra que rodean la aldea. Siempre con su radio, del tamaño de un ladrillo y que funciona con dos pilas de petaca, al hombro. Pues es gracias a ella que encuentra una ventana al mundo exterior.
Mientras pasa el día en el monte con sus animales, Tiresias anhela que llegue la noche para poder escuchar la sensual voz de Sophia Bayker, la locutora de radio que parece hablarle solo a él. La fascinación que siente por ella es tan grande que le lleva a cambiar de hábitos y costumbres, y hasta aprende a leer.
Pero «ENJAMBRE» no es sólo una historia de superación y de esperanza. Es también un hermoso y sentido homenaje a los supervivientes de estas tierras, abandonados a su suerte por los poderes públicos, y a la sencillez de su vida. Así como el reconocimiento del papel de la educación para la transformación de la vida de las personas.
Una extraordinaria novela, en verdad, de lenguaje rico y preciso, de personajes memorables que nos hacen testigos de su dolor, de sus esperanzas y de su ejemplar heroísmo.
Dos novelas para DISFRUTAR de buena literatura.
Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz
D. Miguel Ibáñez consigue mantener intacto mi voraz apetito lector con sus recomendaciones periódicas. Muchísimas gracias