La cofradía caspolina de «Jesús con la Cruz» celebra su 75 aniversario desde su creación con varios actos conmemorativos como la publicación de un libro
No hay nada como ver cuando pasa «El Nazareno». Eso es lo que afirman los entendidos y aficionados de la Semana Santa caspolina. Esta celebración del 2018 va a ser muy especial para la cofradía «Jesús con la Cruz», ya que cumplirá 75 años desde que se creó, allá por el año 1943, cuando comenzaron a formarla, curiosamente, 43 personas. Ahora la cifra de sus integrantes es muy distinta: son un total de 130 cofrades entre pequeños y mayores.
El origen de esta cofradía fue penitencial. Sus primeros integrantes tenían tantas prisas y ganas por sacar su paso que no llevaban ni siquiera túnicas. Salieron con traje negro y corbata. Ahora los cofrades de El Nazareno llevan cada año unas preciosas túnicas moradas, con detalles dorados, y cuentan con mucho utillaje en su procesión. La banda comenzó a tocar alrededor de los años 50, con cuatro tambores. Actualmente, la forman decenas de personas.
Su actual presidente es Felipe Vicente, quien lleva tantos años en el cargo que le es difícil calcular. «Llevo media vida en El Nazareno, he tenido la suerte de llevar la imagen al hombro junto a fundadores de esta cofradía», explica. Vicente ha vivido muchos cambios en la cofradía. Comenzó a formar parte de ella antes de que hubiera estatutos, y estuvo presente cuando se constituyeron, y cuando se cambiaron. «He tenido la suerte de contar con gente (los que están actualmente y los que estuvieron antes) que ha sido como mi familia, agradezco enormemente a todos los que vienen, a los que ayudan a que todo salga adelante dia a dia», cuenta el actual presidente de El Nazareno. «Siempre ha sido una cofradia que desata muchas pasiones, he visto a gente enfadada, emocionada…».
«Todos los miembros de esta cofradía son importantes, desde el que se encarga del utillaje, hasta el que lleva el paso a hombros, todos son esenciales para su buen funcionamiento», asegura el presidente. El Nazareno tiene la suerte, incluso, de contar con personas que no pertenecen al colectivo pero se ofrecen voluntarias para ayudar en algunas de las labores previas y durante las procesiones. «Todo el que viene a ayudar es bienvenido, y puede salir con nosotros y acompañarnos en la procesión». Felipe también destaca los cambios que ha habido, no solo en lo material, sino a nivel de integrantes. «Muchos han venido nuevos, otros se han ido… Esto último es lo que más pena da», afirma. «Lo bueno es que luego los recuperamos porque sus hijos los animan a volver porque les apetece unirse a tocar el tambor, los niños de la cofradía son nuestro futuro».
A Domingo Albiac, uno de sus miembros, también se le hace difícil recordar su vida antes de pertenecer a la cofradía. Comenzó en 1971, y ha pasado por casi todos los cargos desde entonces. «Solo me falta ser Hermano Mayor y Presidente», bromea.
El Martes Santo es uno de los días más especiales para esta cofradía. «Además del día de nuestra procesión, el Encuentro es uno de los momentos más emocionantes para nosotros, lo vivimos con mucha intensidad», afirman Vicente y Albiac. A su procesión siempre se unen cofrades de otros colectivos para ayudar y colaborar, bien por devoción o por que alguno de sus familiares pertenece a El Nazareno.
Cuando se les pregunta a ambos el momento más bonito para ver a El Nazareno en procesión, lo tienen claro: «verlo cuando dobla una esquina, cuando encuentras tus ojos con los de él, te embarga la emoción». Ellos recomiendan que este año, todo aquel que quiera emocionarse se colo que en la Plaza de la Virgen y viva el momento en el que la banda toca y los cofrades terminen la subida, justo antes de que finalice la procesión.
Crónica sobre la cofradía
Con motivo de la celebración del 75 aniversario, esta tarde, en la Iglesia de los Franciscanos, la cofradía presentará el libro «Cuando pasa El Nazareno». Se trata de una crónica que recoge toda la andadura y la historia del colectivo, desde sus inicios en el año 1943 hasta la actualidad, y se basa en la documentación de la cofradía, que siempre ha sido muy bien gestionada y ordenada por sus miembros. Todavía se conservan las actas y toda la documentación. Todo ello está acompañado de imágenes y fotografías de momentos muy concretos en el tiempo.