Los locales cuajan uno de los mejores partidos de la temporada para colocarse en puestos de ascenso a Tercera
Las victorias sufridas saben mejor y la del Domingo de Ramos en la Ciudad Deportiva Santa María fue una de ellas, aunque la tensión final bien pudo causar algún disgusto cardíaco entre el público. El Alcañiz tiró de casta para imponerse por 2-1 a un muy buen Quinto en un partido que tuvo prácticamente de todo y que, en lo deportivo, fue de los más completos de la temporada de los locales. Primero Lacueva, un tormento para su marca hasta que fue sustituido, y después Jano, que saltó al césped en la segunda parte, noquearon a un Quinto con las ideas muy claras y que demostró por qué llevaba 7 partidos seguidos sin perder.
El Alcañiz empezó como es habitual en casa: presionando arriba la salida de balón rival e inclinando el campo hacia la portería contraria, aunque sin profundidad ante un Quinto férreo y muy bien plantado. Los locales creaban peligro con internadas por ambas bandas y saques de esquina pero no consiguieron concretar ninguna ocasión hasta poco antes del descanso.
Lacueva se encargó de inaugurar el marcador tras una gran jugada de Ernesto, que se ha hecho un hueco en el equipo a base de buenas actuaciones en el segundo tramo de la temporada. Se marchó de su defensor y llegó hasta línea de fondo para poner un centro raso que Lacueva mandó al fondo de la red en área pequeña. Celebración a lo Morata, abrazo de toda la plantilla y tiempo para coger aire.
Tras el paso por vestuarios los jugadores salieron hiperactivos. El Alcañiz entró volcado en el segundo tiempo y en el 50 tuvo el 2-0 en la cabeza de Pelli, que remató en plancha un saque de esquina al segundo palo pero se encontró con una buena actuación de Hugo, portero visitante.
Después Kike salvó al Alcañiz con una palomita para despejar una falta lejana que el lanzador se encargó de convertir en un obús. Fueron los mejores minutos del Quinto, que instantes después pudo empatar con un tiro de rosca de Óscar que impactó en la cruceta. Los zaragozanos se envalentonaron y en el 63 pusieron las tablas por medio de David tras cabecear magistralmente un balón parado.
Pero Jano, que había entrado en la segunda parte, todavía tenía mucho que decir. Corría el minuto 70 cuando cogió la pelota cerca de la línea de cal en tres cuartos de campo. Miró al frente y avanzó convencido. Poco a poco ganó metros hasta que consiguió dejar atrás a su marcador para plantarse en el borde del área pequeña. Lo más difícil estaba hecho y solo quedaba batir al portero: toque sutil de interior al palo largo para que el balón entrase acariciando la red y grito de rabia salido del alma para celebrarlo.
El problema para los locales fue que todavía quedaban 20 minutos y el equipo empezó a acusar el cansancio, partiéndose en el centro del campo. El Quinto llegaba con peligro y remataba; el Alcañiz achicaba agua y guardaba la ropa como buenamente podía. Faltaban uñas para morder, sobraban pulsaciones y el reloj (que llegó al 96) parecía no avanzar). Finalmente, fruto del empuje visitante llegó el gol del empate por medio de Samba, pero el juez de línea lo anuló en una decisión polémica y muy protestada.
La grada aguantó los minutos finales como pudo, taquicárdica y con el corazón en un puño, pero acabó festejando un triunfo importantísimo que sitúa al Alcañiz en puestos de ascenso (2º, 57 puntos). Los tres puntos permiten al equipo abrir un mínimo margen con sus perseguidores: Caspe, Valdefierro y Cariñena, que se mantienen al acecho empatados a 55 puntos.
El entrenador del Alcañiz, Alberto Portolés, quita presión al grupo y no quiere oír hablar del ascenso a Tercera. «Los chicos están haciendo una temporada increíble, superando con creces el objetivo planteado. Tenemos que disfrutar semana a semana, porque si pensamos en cosas lejanas seguramente nos tropecemos por el camino», explicó.