Su cofradía, La Burrica, la ha elegido por ser una impulsora del toque de la carracla en las procesiones
Sorpresa, emoción, satisfacción, honor, gran responsablidad… Todas estas sensaciones sintió en apenas unos segundos María José Mora Navarro cuando la junta de su cofradía, Jesús Entrando en Jerusalén, le dijo que habían pensado en ella para ser la pregonera de la Semana Santa 2017. Asegura que no se lo podía creer. Que se quedó callada sin saber qué decir. «Nunca he hecho nada especial en la cofradía, sólo trabajar. Pero como muchas otras personas… Fue increíble», reflexiona. Esta tarde será la encargada de iniciar la Semana Santa en el acto de Confraternización de las Cofradías, un evento que cumple su vigésimo primera edición y que ya se ha convertido en uno de los días más importantes del año para los calandinos.
María José subraya que no espera ser la «mejor pregonera del mundo». «Solo pretendo transmitir lo que significa para mí el pueblo de Calanda y el sentimiento que todos tenemos hacia la Semana Santa y todo lo que la envuelve». Garantiza que será ameno. «Yo no soy la protagonista. El día del pregón, la gente quiere ver a los niños, por lo que no me voy a extender mucho», dice con humildad.
María José es una de esas personas que disfruta aportando su granito de arena para que el pueblo vaya hacia adelante. Trabaja por la mañanas en la Comunidad de Regantes del Guadalope y, por las tardes, en Espectáculos Avenida. Participa en varias asociaciones e incluso fue concejal en el Ayuntamiento durante una legislatura. Forma parte de La Burrica desde 1991. Su familia participó en la fundación y, desde entonces, ella se ha volcado, a excepción de los cinco años que estuvo estudiando Empresariales en Valencia. Actualmente, toca la carracla, elemento que caracteriza a la cofradía Jesús Entrando en Jerusalén ya que es la única hermandad que la toca después de haberla recuperado hace unos años. Ella fue una de las impulsoras. «Nos interesamos en las carraclas y nos pusimos en contacto con una cofradía de Zaragoza que las usaba para que nos orientaran. Ahora vamos sacando toques y acompañamos todas las marchas», dice.
Pero María José empezó en la banda de tambores y bombos. Después, cuando tuvo a su hija María, que ahora tiene 26 años, la acompañaba en las procesiones. «Entonces participaba ya para sacar lo que hiciera falta», recalca. También recuerda que fue costalera durante dos años de María Magdalena, una bonita experiencia que no olvidará.
Con nostalgia recuerda a su padre, José Mora, que falleció hace dos años. Era de la cofradía del Nazareno y fue quien le transmitió tanto a ella como a su hermana mayor, Tere, el fervor y pasión por la tradición calandina. «Es él el que podía haber sido el pregonero porque era quien tiraba de todos nosotros cada Semana Santa», dice sin ocultar que tendrá un pensamiento muy importante para él este domingo. Lo tiene muy presente y, en el patio, no faltan sus fotos vestido de morado y con el grupo de tambores y bombos del Nazareno.
Su reto ahora es contagiar a su marido, Jordi, de la pasión por la Semana Santa y el toque. Es de Alcanar, Castellón, y muy «duro de pelar», explica con una sonrisa. «Sabe que esos días no existo para nadie», agrega. En cualquier caso se muestra muy orgullosa de todo el apoyo que ha recibido, tanto de Jordi como del resto de su familia, desde que sabe que va a ser la pregonera. «Yo estoy muy contenta pero los que me rodean, todavía más. Y eso es lo más importante de todo».