Los caspolinos, que merecieron mucho más, no pasaron del 1-1 ante el Sariñena. La permanencia, a tres puntos
Tercer empate consecutivo para un Caspe que mereció en el partido del domingo ante el Sariñena. Los caspolinos lo dieron todo sobre el césped de Los Rosales, pero no hubo suerte. Un resultado de deja un mal sabor de boca en el equipo de la Ciudad del Compromiso, porque los tres puntos hubieran significado un gran paso adelante en busca de la permanencia. Pero no pudo ser. Habrá que seguir peleando.
El Caspe necesitaba la victoria y se notó desde el primer minuto. Los azulones salieron con hambre al partido, peleando cada balón y queriendo controlar el encuentro. Los locales dominaban, pero no llegaban las oportunidades. De hecho la primera ocasión clara llegó en el 21 del partido tras un saque de esquina que Daniel Castilla no acertó a rematar.
El Caspe siguió adelante y la volvió a tener diez minutos después. Luis Castilla remató un balón desde la izquierda de manera acrobática que salió por encima del travesaño. Espectacular recurso del ocho caspolino. Y la volvieron a tener los locales en el 36, tras un saque lateral que se envenenó tras tocar en un defensa, pero el portero del Sariñena estuvo atento y evitó el gol.
El conjunto de Carlos Burillo dominaba, pero no daba con la tecla para encontrar el gol y cosas del fútbol, el Sariñena acabó adelantándose en el marcador en el minuto 41. Ros Concha remató un buen servicio de córner a las mallas para poner el 0-1 antes del final de la primera mitad, un resultado con el que llegó al descanso.
Pero la respuesta del Caspe fue inmediata. No habían pasado ni cinco minutos desde la reanudación cuando Javier Muniesa realizó una gran internada por la banda izquierda que acabó en el 1-1. El lateral, después de regatear a dos rivales, la puso al centro de penalti con tan mala suerte para la defensa del Sariñena, que Rafael Auria acabó por marcar en su propia portería. Y fue un gol polémico, ya que fue el linier el que decretó que el balón había rebasado la línea.
El gol, lejos de dar una motivación extra a los caspolinas pareció hacer el efecto contrario. A partir de ese momento se vieron los peores momentos del Caspe. El Sariñena, entonces, cogió la manija del encuentro y a punto estuvo de poner el 1-2 en el marcador en varias ocasiones. Primero la defensa despejó un gol cantado bajo palos, después un disparo lejano se marchó alto por centímetros y más tarde, en el minuto 70, Javier Ruiz salvó a los suyos con una gran intervención en un mano a mano con el delantero.
El partido se acababa, la grada animaba para llevar a los suyos hasta la victoria, pero era un querer y no poder. El Caspe siguió achuchando, con más ímpetu que ocasiones y al final, se tuvo que conformar con el empate. Un punto que sirve de poco, pero que confirma que el conjunto entrenado por Carlos Burillo llega en un buen estado de forma al último tramo de la temporada. La permanencia está ahora a tan solo tres puntos.