Solo el redoble de un tambor rompió el silencio que reinó en las calles de Calanda
Cientos de calandinos acompañaron ayer a los cofrades del Santísimo en el solemne traslado del Sepulcro, un acto que se recuperó en 2016 tras más de 80 años sin celebrase. Pasadas las ocho de la tarde, el Santo Sepulcro salió de la ermita del Pilar en un silencio absoluto. Sólo los putuntunes lo rompieron con su paso firme y el redoble de un tambor.
El tiempo acompañó y las calles Virgen del Pilar, Santa Águeda y la plaza de San Miguel se llenaron. El Sepulcro entró en la plaza de España en un momento muy emocionante, en el que el color negro de las túnicas de los cofrades y el silencio sepulcral consiguió emocionar a muchos de los presentes. Una vez en la iglesia, se rezó una oración y el hermano mayor del Santísimo agradeció la acogida de esta tradición.
Cabe recordar que el Traslado del Sepulcro se dejó de celebrar después de la Guerra Civil, cuando un obús cayó sobre Calanda y destruyó la iglesia de San Miguel, lugar donde descansaba el Sepulcro. El paso tuvo que ser trasladado de forma permanente a la plaza de España. Gracias al esfuerzo de la cofradía del Santísimo y a la historiadora Conchita Navarro, el pasado año se pudo recuperar una tradición que contaba con más de 300 años de antigüedad. Antes la procesión se celebraba el Jueves Santo, pero las numerosas obligaciones de los cofrades ese día provocaron el cambio al Miércoles Santo.