Los actos del cese del toque enmudecieron ayer a los tambores y bombos hasta el año que viene.
Con el sonido de las cornetas, al agitar un pañuelo o con una señal de palillos. Cualquier forma es válida para ordenar para los toques. Los calandinos cerraron su tiempo de toques ayer a las dos de la tarde a la señal de las cornetas desde los balcones de la plaza. Tiempo para el recuerdo, para abrazarse al compañero y para desearse lo mejor para el año.
El resto de localidades de la Ruta del Tambor y Bombo siguieron tocando tambores y bombos hasta bien terminado el Sábado Santo. En Alcañiz sonaron los tambores hasta el final del Santo Entierro. En Híjar, durante toda la tarde y en Alcorisa, hasta las nueve una vez acabó la procesión del Silencio.
Donde sí hubo cierres conjuntos, en las plazas, fue en Andorra, Albalate del Arzobispo, Urrea de Gaén, Samper de Calanda y La Puebla de Híjar. Todos lo hicieron entre las ocho y las nueve, salvo La Puebla, que cerró a las diez.

La plaza del Ayuntamiento de La Puebla se llenó hasta la bandera para ese momento. Los poblanos apuraron hasta el último segundo con más intensidad cada vez. Todos con túnicas negras y expectantes al centro hasta que el alcalde se subió al escalón a falta de unos segundos. Miró a todos y de frente al reloj del Ayuntamiento levantó los palillos y en un giro seco todos pararon en seco. El estruendo se volvió calma y los cimientos dejaron de vibrar. Los abrazos y los besos dieron por cerrado un año y abrieron el siguiente.
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