José Ángel Royo deja su puesto de cabo de la banda de cornetas tras cuatro décadas tocando la trompeta
Tras cuatro décadas al pie del cañón, haciendo sonar su trompeta cada Miércoles Santo, José Ángel Royo deja su puesto de cabo en la banda de cornetas de la Hermandad del Nazareno.
Durante 40 años, el segundo de una dinastía de trompetas que inició su padre poco después de que la hermandad se fundara en 1955, ha dado el relevo a un gran compañero como es Alejandro Bosque, con el que ha compartido no solo la procesión del Nazareno sino también la de la Soledad en la tarde del Viernes Santo.
Para José Ángel, nazareno por los cuatro costados, decirle adiós a algo tan arraigado en su familia le ha supuesto un gran esfuerzo emocional que compensa con todo lo que ha vivido durante estos años y por la gran cantidad de amigos que ha hecho.
Confiesa que un día u otro tenía que dejar paso a aquellos que al igual que él se han desvivido desde hace tiempo en hacer más grande a la propia banda como también a la procesión y qué mejor que en este momento en el que los motivos profesionales le impedían acudir a los ensayos. También le ha servido tomar su decisión el que sus hijos no hayan seguido la tradición. A José Ángel le hubiera gustado que algunos de ellos hubieran sido algún día el cabo de la banda, pero, no han seguido con la ilusión y el compromiso con el que su padre realizaba esta labor.
Como gran legado, José Ángel Royo ha dejado para la posterioridad uno de los toques que se escuchan en la procesión que lleva por título La Dolorosa. Es un arreglo que él mismo realizó junto a su padre de una composición musical para desfiles procesionales de Semana Santa. Son recuerdos y otros muchos que se quedan en el tintero de un alcañizano que durante 40 años ha sido fiel a Jesús el Nazareno.