Ha estado en activo durante 22 años desde que comenzó en el Alcañiz alevín en 1996
Tras 22 temporadas en activo desde que comenzó su trayectoria en el alevín del Alcañiz C.F. (96-97) el alcañizano Óscar Reche (32 años) ha colgado las botas. Lo ha hecho tras jugar la pasada campaña en el Cornellá de 2ª B. Con el equipo catalán ha disputado la fase de ascenso a 2º división y ha conquistado la Copa de Cataluña tras vencer en la final por 3- 2 al U.A. Horta de Barcelona.
Confiesa que no había soñado una mejor manera de cerrar su largo periplo futbolístico. Y es que la relación que ha mantenido el ya exjugador con el fútbol siempre ha sido idílica en todos los sentidos, en especial con sus compañeros, de los que guarda muy buenos recuerdos. Recuerda con cariño, por ejemplo, a Mustafá, con el que jugó en el Andorra y del que dice que «fue una persona que me marcó en muchos aspectos». También recuerda con agrado y tiene palabras de elogio de cómo fue su relación con Carlos Rojo, quien le entrenó en el Real Zaragoza.

El fútbol siempre le ha acompañado en su vida, a veces más cerca y a veces más lejos. Es el caso de cuando decidió dejar el Real Zaragoza de División de Honor Juvenil para estudiar ingeniería de montes en Lérida. Debido a esta circunstancia llegó al fútbol semiprofesional por un camino más largo. Lo que está claro que desde muy niño siempre ha habido una pelota en su casa y junto a su hermano o en compañía de sus amigos siempre que podía jugaba en la calle, en la replaceta de su localidad natal o en la huerta. Luego ya pasó a jugar en el campo de fútbol o como él mismo recuerda, «en esa moqueta con cantidades ingentes de sal que había en Alcañiz». Por estos y otros motivos estará siempre agradecido a su familia y en especial a su padre y a su abuelo Miguel (que nunca lo vio jugar) por todo el apoyo recibido.


Ahora, y tras unos días de vacaciones en China, donde va a tener la posibilidad de participar en unos campus gracias a la amistad que le ha unido este último año con un compañero de dicha nacionalidad en el Cornellá; su mente ya estará puesta en dedicarse a la enseñanza tras haber realizado un máster de formación del profesorado. Han sido 22 años de alegrías y también de penas que es lo que da el fútbol. Sin embargo, se siente muy satisfecho de lo logrado, ya que ha compaginado la práctica deportiva con la posibilidad de estudiar, algo a lo que nunca ha renunciado.