Da testimonio, amigos lectores, una foto de la prensa de aquel 22 de febrero de 1943: una joven violinista japonesa de 23 años, solista en la Filarmónica de Berlín, Nejiko Suwa, recibe un valioso pero envenenado regalo de manos del terrible ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels. Aquel acto fortalecía simbólicamente la alianza germano-japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el obsequio era un codiciado violín Stradivarius del siglo XVIII, un auténtico tesoro sobre el que se cernía la sospecha de haber sido expoliado a algún judío asesinado por el régimen de Hitler. Una sospecha que acompañaría, y amargaría, a la solista hasta su muerte en 2012, a los 92 años.
Suwa empezó a tocar con su nuevo violín, sin embargo pronto tendría una desagradable sospecha: el instrumento parecía no responder a sus manos, como si no las conociera y solo recordara las manos de su anterior dueño: «¿por qué no me obedece este violín?», pregunta desesperada en la novela. Se dice que los instrumentos musicales poseen un alma con la que el intérprete ha de entroncar para lograr dar ese salto a la emoción que lo ha de convertir en un virtuoso (hay lo dejo para el que quiera reflexionar sobre ello). Otro gran violinista comentó una vez: «Mi idea sobre Nejiko es que era muy buena violinista, pero al no querer buscar al propietario de ese violín, no pudo llegar a ese nivel de virtuosismo. Lo cual explica su depresión». Y es que Nijiko cayó en una depresión de la cual le costo mucho salir.
Y bueno, con toda esta maravillosa y terrible historia, y con varios años de investigación, el escritor francés YOANN IACONO ha escrito una novela impactante, que no deja indiferente a nadie que la lea y donde la realidad nos alcanza de una forma desconcertante y cruda. Una novela necesaria que revela un episodio desconocido y fascinante del expolio artístico a manos de los nazis.
Decir, para finalizar, que con la caída del Tercer Reich SUWA fue hecha prisionera y enviada a Estados Unidos hasta después de la rendición nipona. En 1951, la violinista fue invitada a tocar en un concierto benéfico en Los Ángeles. Con el Stradivarius que le regaló Goebbels y con numerosos músicos judíos entre el público y en la orquesta, SUWA interpretó una pieza del gran compositor judío Mendelssohn. En verdad, no sé si ella lo tenía calculado.
Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz