El escultor Jose Miguel Abril cuenta cómo se inspiró en la nueva escultura homenaje a Marc Márquez
El artista alcañizano José Miguel Abril habla sobre la escultura que ha creado para la curva 10 en homenaje a Márquez en Motorland, el primer circuito que pone en valor la labor de este excepcional piloto y, además, uniéndolo a los valores locales.
¿Qué simboliza la escultura?, ¿en qué se inspiró?
Fue un trabajo en equipo. Presenté unas propuestas, siempre consensuadas con los miembros de Honda, y entre todos hemos llegado a fusionar ideas y hemos dado lugar a la escultura. Yo quería que fuera de piedra, porque representa nuestra historia, la de un pueblo con 900 años de andanza, que es testigo de los cambios tecnológicos gracias al circuito. La piedra con sus colores ocres, que se mimetizan con esos campos de secano del Bajo Aragón, era un elemento que identificaba mucho a la tierra pero también a Motorland. El diseño partía de la idea de un obelisco, que en la antigüedad estaban dedicados a grandes divinidades, relataban un poco la historia o estaban dedicados a alguien con un carácter de alguna manera espiritual y divino. Fusionar esa parte de historia con la modernidad y la tecnología que aportan las motos me parecía muy interesante.
¿Costó colocarla?
Como ha sido un trabajo en equipo… todos los logos que representan a Marc llevan la inclinación, llevan las líneas de velocidad, y eso lo queríamos trasladar también a la piedra. Trasladar esas inclinaciones a un bloque de piedra de seis toneladas con una inclinación de 22 grados implicaba una dificultad técnica importante. El reto y el desafío ha sido poderlo llevar a cabo en ese aspecto. Es una pieza que por sí sola no se sujeta, había que hacer una buena cimentación, preparar unos buenos anclajes en la base… En fin, el tema técnico ha sido complejo y ha dado bastante respeto pero para eso estamos aquí, para llevar a cabo desafíos. Es también una manera de demostrar que pueden apostar por la gente de la tierra… estamos aquí preparados para la que nos echen encima.
¿Qué destacarías de la escultura?
En el obelisco he incluido todos los elementos que representan a Márquez. Su número, el 93; la hormiga de su logotipo y después hemos tallado unas líneas de velocidad, la inscripción con su nombre pintada en rojo, que también es un identificativo del equipo. Es el conjunto al final lo que le representa. El elemento tenía que tener también una altura considerable. Somos muy bruticos aquí y quería hacer algo que no se hubiera hecho en ningún sitio porque normalmente la gente apuesta siempre por hacer una en hierro, que es mucho más resolutivo. Pero meter un bloque de piedra con esas dimensiones en el espacio donde lo hemos ubicado es como un faro, como un elemento, un mástil, que es visible desde varios puntos de vista desde esa zona del circuito y, sobre todo, desde esa curva 10, que cuando Marc pase por allí y le de gas a la moto lo pueda vislumbrar. Incluso su sombra va a proyectar sobre él, espero, que buenos augurios.

¿Cómo es trabajar con Honda y Marc?
Él es una persona, según me ha trasmitido su personal más cercano, muy creativa y cualquier avance del proyecto ha sido siempre consensuado por miembros de su equipo y al final con el piloto. Tengo que agradecer mucho a Santiago Abad, como director de MotorLand, y a todo el personal porque han apostado por mí. Es de agradecer que el circuito piense en gente del terreno para poder llevar a cabo proyectos para casa.
¿Qué has sentido cuándo Márquez ha inaugurado tu escultura?
Un gran descanso porque la verdad es que la presión ha sido importante porque estamos hablando de un bloque con unas dimensiones que de las canteras no suelen salir así, los tienen que sacar a propósito. Y en pleno mes de agosto la presión ha sido fuerte sumado al desafío técnico que llevaba el proyecto. Por ello, agradezco a Joan Sáez, el dueño de las canteras, que se ha portado de cine. Normalmente cuando llegan las inauguraciones y ya ha terminado todo uno ya se relaja y es cuando empiezas a disfrutar. Cuando he estado con Marc ha sido un desahogo y un disfrute.