Febrero de 1939. Al ser derrotada la Segunda República Española y después de un lastimoso y triste viaje, Antonio Machado consiguió establecerse con su madre y su hermano José en el sur de Francia, en el pequeño pueblo de Colliure, gracias a la ayuda de Corpus Barga. Allí murió muy poco después, el día 22, el gran poeta de España: uno de los más auténticos y dignos que se conozcan, ejemplo para cualquier poeta y hombre que se precie. En el bolsillo de su gabán se encontró un papel arrugado y maltrecho, de los muchos que siempre los poblaban, con una anotación: resumen, de una melancolía vital, resistente en medio de la derrota y el invierno, decía: “ESTOS DIAS AZULES Y ESTE SOL DE LA INFANCIA”.
Una de las tareas de la poesía, sin duda, es conservar viva la memoria de lo que merece estar para siempre junto a nosotros. En 1959, un selecto grupo de poetas se fotografiaba junto a la tumba del poeta, en Colliure, para recordar el peso histórico y literario del maestro que, lamentablemente, había ido a menos: Blas de Otero, Jaime Gil de Biedma, Angel González, José Angel Valente, José Agustín Goytisolo…, entre otros, reconocían así no sólo su decisiva influencia literaria, sino también su significación ética y el ejemplo imitable de una persona que nunca abandonó la dignidad.
La colección de Poesía de la estupenda editorial Visor, que tanto ha hecho por ella en estos “malos tiempos para la lírica”, ha llegado al número Mil. Desde aquel primer número. “Una temporada en el infierno” de Rimbaud, con la traducción de Gabriel Celaya, han pasado casi cincuenta años. Nos dice el editor: “Ahora que nuestra colección llega al número mil, nadie nos parece más apropiado para ocupar este lugar simbólico que Antonio Machado”. Para ello, pidieron a un importante grupo de autores y poetas de España e Hispanoamérica que escribieran un poema en homenaje a Machado a partir de ese posible verso que se encontró en su bolsillo: “ESTOS DIAS AZULES Y ESTE SOL DE LA INFANCIA”, y que titula el libro.
El resultado es un volumen de preciosas y sentidas poesías que os recomiendo fervientemente a los amantes del género.
El grupo de poetas es numeroso y variado, por ello algunos serán más de nuestro agrado que otros; pero todos, sin excepción, han puesto el corazón al lado de Machado: Antonio Colinas, Benjamín Prado, Molina Foix, Juan Bonilla, Gioconda Belli, Manuel Vilas, Ana Rossetti, Joan Margarit…..; o Cristina Peri Rosi, que cierra esta humilde crónica:
“Estos días azules y este sol de la infancia acarician mi
memoria
como el vuelo de una mariposa
que en lontananza
dice que no todo está perdido
todavía”.