El departamento de Vertebración del Territorio del Gobierno de Aragón propone, a través de un informe del tramo kilométrico 3,5 de la A-230, en el término municipal de Caspe, a reforzar la seguridad vial de la misma a través de una mayor señalización vertical, estableciendo una prohibición de adelantamiento, instalando nuevas bandas rugosas y reforzando la barrera de protección, los límites de la calzada y el firme.
Estas iniciativas se llevarán a cabo después de una evaluación que se ha hecho del lugar en el que ocurrió un accidente el pasado viernes, en dicha vía, en la que han resultado fallecidas cuatro personas.
Según el informe, todos los accidentes que han ocurrido en este punto, con especial mención al accidente mortal del pasado 21 de febrero, «se han debido a una velocidad de circulación inadecuada». Sin embargo, consideran que se trata de una curva muy pronunciada donde «hay que insistir en medidas que refuercen la seguridad vial».
Algo en lo que ha insistido el director general de carreteras, Bizén Fuster: «Hay un problema claro de velocidad en este tramo en concreto». Además, señala que la curva problemática de la A-230 no muestra una siniestralidad alarmante, sino que hay un problema en la forma en la que la recorren los conductores. «Hace un tiempo señalizamos este tramo con una velocidad de 60 km/hora, pero vemos que no se hace caso, y en muchas ocasiones hay salidas de la vía, por lo que estamos estudiando reforzar la seguridad de varias maneras».
Evaluación del kilómetro 3,5
Dicho estudio ha tenido como objetivo valorar la situación del tramo en todos los aspectos que afectan a la infraestructura.
En el primer punto, el informe insiste en que existe una limitación de velocidad «convenientemente señalizada» mediante una señal de limitación de velocidad a 60 Km/h (repuesta recientemente), y que incluso existe una señal de preaviso mediante panel flúor antes de la entrada en el tramo en curva y posteriormente la señal de limitación cuándo comienza la misma. En el punto de arranque del puente donde comienza la recta, la velocidad pasa a ser de 80 Km/h pero en el punto del accidente el vehículo tiene que circular a 60 Km/h.
Por otra parte, explican que la curva se encuentra convenientemente balizada con paneles direccionales de curva (3 tramos separados según normativa, el primero de ellos triple y los siguientes sencillos como marca la reglamentación).
También se ha comprobado la existencia de señalización «correcta y suficiente» ya que se cuenta con paneles de preseñalización de curva peligrosa, señal de limitación de velocidad y de existencia de curva en el tramo. Explican que las primeras señales podrían renovarse dado que se encuentran algo «apagadas».
Además, apuntan que el tramo en cuestión no ha sido TCA (Tramo de Concentración de Accidentes) ni en el período 2008- 2010, ni en el 2011-2013 ni en el 2014-2016, aunque «es cierto que se trata de un punto de alta siniestralidad por la existencia de la mencionada curva».
Afirman que el peralte tiene por tanto una «transición progresiva», y se puede considerar que la curva está suficientemente peraltada, de conformidad con la normativa, puesto que cuenta con el peralte máximo admisible. Sin embargo, aseguran que el peralte en sí mismo «no es una medida suficiente para garantizar la seguridad».
El informe también recuerda que existen varias bandas rugosas de limitación de velocidad, y que su desgaste recomienda una renovación que no se había llevado a cabo «a la espera de poder abordar un tratamiento de microaglomerado o refuerzo que hasta la fecha no se ha podido abordar por falta de disponibilidad presupuestaria», y que se recomienda ejecutar ahora.
El Ayuntamiento de Caspe está en este momento estudiando dicho informe de Vertebración y dará sus impresiones en los próximos días al respecto.