José Luis Soro, responsable de Turismo del Gobierno de Aragón, destaca la importancia del sector para el conjunto de la comunidad
Consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón desde 2015 y, sobre todo, un apasionado del territorio aragonés. José Luis Soro, a sus 50 años, se define como un enamorado del patrimonio, paisaje y gastronomía que nos rodea y, como responsable del departamento de Turismo, trabaja para darlo a conocer más allá de nuestras fronteras. Una tarea nada fácil que, poco a poco, va dando resultados y una muestra de ello es que el turismo representa ya el 8% del PIB de la Comunidad de Aragón.
¿Qué acciones está llevando a cabo su departamento para dar a conocer a la Comunidad?
Hay una evidencia y es que el turismo ha cambiado muchísimo en los últimos años. Ahora, los turistas buscan cosas diferentes a hace años. El destino ha pasado a un segundo plano y lo que se busca son experiencias, sensaciones, emociones; se buscan momentos intensos y felices y en eso estamos basando la política de nuestro departamento. Nuestra apuesta se centra en ese turismo en el que lo importante ya no es dónde vas o lo que vas a ver, sino lo que sientes y, sin duda, la Semana Santa del Bajo Aragón es un gran ejemplo de ello. Formas parte de ella, creas sensaciones y recuerdos intensos y en eso, específicamente, estamos volcados de la mano del sector turístico privado, porque entendemos que es la espina dorsal, así como de comarcas y ayuntamientos aragoneses.
Además, se está elaborando un Plan Estratégico de Turismo, ¿en qué se basa y qué incluye?
Comenzamos a mantener contactos con el sector turístico para determinar una nueva hoja de ruta, para determinar hacia dónde debíamos caminar juntos de aquí al año 2020 y en eso estamos. Ahora nos encontramos ejecutando ese plan estratégico en el que, sobre todo, queremos buscar ese turismo de sensaciones para darnos a conocer. Hasta ahora nos habíamos basado en el producto porque no entendíamos que había que contemplar otros ámbitos y, ahora, tenemos en cuenta tanto la promoción como el conocimiento de qué es lo que queremos hacer teniendo en cuenta los cambios que ha experimentado el mercado turístico. Todo bajo la marca Aragón, el paraguas que lo albergue todo y cree sinergias.
¿Qué han aportado a este plan los empresarios turísticos?
Sobre todo, la participación directa. Desde Turismo preparamos un borrador con unas pautas, unos objetivos, estrategias y unas acciones concretas que teníamos que poner en marcha y, sobre esa base, hicimos talleres de participación con los implicados. Hubo muchas aportaciones porque queríamos que el plan no fuese únicamente un documento del Gobierno de Aragón sino algo compartido, de todos. En eso estamos y los buenos datos de 2016 demostraron que estamos en camino de conseguir lo que queremos.
¿El turismo es un instrumento con el que luchar contra el problema de la despoblación rural?
Desde luego. Es necesario aunar esfuerzos y, además del Plan de Turismo, estamos elaborando otro de Política Demográfica y hay que buscar alternativas de forma conjunta, entre todos, porque no hay soluciones mágicas en torno a este problema.
Volviendo a la Semana Santa bajoaragonesa, la pasión por el tambor y el bombo mueve masas, ¿tiene ya un lugar destacado?
Siempre ha tenido un lugar destacado. Aparte de los reconocimientos que ha obtenido la Semana Santa de los pueblos de la Ruta, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, siempre ha tenido un lugar muy destacado. Un ejemplo de ello es que, en el mes de diciembre, convocamos un premio a la mejor experiencia turística en Aragón y hubo un total de 25 propuestas. Celebramos una gala en la que hubo actuaciones y, por supuesto, estuvieron presentes los tambores y bombos del Bajo Aragón. Es impresionante vivirlos tanto en las plazas de los pueblos como en cualquier otro sitio. Estamos consiguiendo que una de nuestras señas de identidad se convierta en un icono turístico y eso es gracias al trabajo y a la participación de todos los implicados.
Se busca el ansiado reconocimiento de las tamboradas por parte de la Unesco, ¿se conseguirá?
Habrá que esperar, pero sobre todo habrá que impulsar la candidatura porque méritos sobran. Las tamboradas son una de las expresiones de tradición popular más impresionantes que se pueden vivir en todo el mundo y, además del Bajo Aragón, también forman parte de la esencia semanasantística de todo Aragón. Es algo que trasciende fronteras y tenemos que ser conscientes de que es algo único y que así debe ser reconocido.
Además de esto, también el Bajo Aragón cuenta con un turismo gastronómico al alza…
Tenemos lo más importante, que es la materia prima, la autenticidad, los pueblos, las montañas y sobre eso podemos construir una alternativa absolutamente diferencial. La gastronomía bajoaragonesa es muy potente, con el aceite o el melocotón de Calanda, que son ya un referente y debemos hacer de ella un elemento transversal para que nos identifiquen y diferencien frente al resto.