La directora de cine Isabel Coixet fue la invitada de honor de la Rompida de la Hora de Calanda el Viernes Santo
A comienzos de los años 70 nada hacía presagiar a Isabel Coixet que esa no sería la última vez que pisaría Calanda. Entonces tenía once años y acudió a la Rompida como espectadora. «En esa época ni podía imaginar que sería directora de cine porque todo en ese momento era como un sueño», aclaró el Viernes Santo tras Romper la Hora como invitada del Ayuntamiento y el Centro Buñuel Calanda.
Además de verla, grabó la Rompida con su Súper 8, un documento por el que ya le preguntaron. «La debe de tener mi madre guardada», explicó. «Si no fallan los cálculos entonces se Rompía la Hora en la plaza de la Olla y deben ser imágenes curiosas», añadió el alcalde, José Ramón Ibáñez. «Era de esas niñas insoportables que veía películas de arte y ensayo y amargaba la vida a mis padres. Les supliqué que me trajeran al lugar donde había nacido Buñuel porque yo había escuchado los tambores en alguna de sus películas y tenía una obsesión por venir».
La directora, con su sentido del humor, recordó aquel viaje una vez que Rompió la Hora junto a Pedro Guarc y su hijo Teo. Un momento que definió como «impresionante». «Es de carne de gallina porque la vibración del bombo y la de la gente al final te traspasa. Hay una emoción en la plaza que se siente en las entrañas», reflexionó y reconoció que todo ese ritual le recordó que aquello era algo muy serio. «El paseíllo ha sido tremendo. Veía al alcalde emocionado, el silencio, a Teo tan pequeño y muy solemne y yo solo pensaba en que tenía que estar a la altura». Lo estuvo y con creces. De hecho, paró de dar mazazos porque el alcalde les dio el alto para regresar al Ayuntamiento. «Si no los paro aún estarían ahí», rió Ibáñez. «¡Claro!, yo veía a Pedro con tanto empeño que quería seguirle», añadió ella divertida sin descartar tercera visita pero «sin responsabilidades». «Antes de decirle, ella ya se ha ofrecido para colaborar con el Festival de Cine o en lo que pueda ser. Es encantadora», dijo el alcalde, al tiempo que recordó que su nombre ya sonó el año pasado. «Se supo muy pronto y no me gusta pero me comprometí para este año y la llamé en enero». Coixet guardó el hueco en la agenda con grata sorpresa. «José Ramón es de los pocos políticos de este país que cumplen», rió sabiendo que aquello era un inicio. Se marchó impresionada con todo, también con el CBC, y con el sentimiento de unión con Calanda. «Ahora me siento un poco embajadora de Calanda», concluyó una sonriente Coixet.