Está declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón.
La nieve no pudo este fin de semana con los vecinos de Estercuel que dieron vida a La Encamisada. No venció pero sí que dificultó la fiesta porque hizo muy difícil prender las quince hogueras al paso de las caballerías.
Al final se consiguió. Entre los tederos y los vecinos de cada hoguera, hicieron lumbre al paso de la comitiva.
«Ha quedado deslucido y ha faltado gente por el estado de las carreteras pero lo teníamos que hacer», dijo Joaquín Lahoz. Además de alcalde, Lahoz encarnó este año el papel de Procurador.
«La leyenda ubica esta tradición en el siglo XIX. Hubo una peste en los pueblos aguas arriba y como aquí lo llegó, lo celebraron con fuego y desde entonces se celebra», explicó.
Tras él, y por primera vez en todos estos siglos de Encamisada, salieron mujeres. Bárbara Santana encarnó al Rey. «Que no hubiera mucho fuego ha facilitado el tránsito de las caballerías. Ha ido bien, yo había montado a caballo pero nunca junto a hogueras», valoró.
La Encamisada no es nada sin los tederos. Decenas de hombres y mujeres que preceden a las caballerías sobre las que montan el procurador, el rey, el conde y los mayorales. Se encargan de ir prendiendo las hogueras para que pasen por su lado.
Relevo en 2018
Este año la corporación municipal se ocupó de la fiesta por no haber comisión. No sucederá lo mismo el año que viene, que ya tiene personal voluntario. Este domingo se realizó el intercambio de poderes después del mítico baile del «Reinau».
El intercambio se hizo al tiempo que ardía la aliaga más grande ganadora del concurso. Una de más de siete metros de diámetro recogida por la familia Magallón.
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