La localidad del Bajo Martín terminó ayer las fiestas de San Valero. La hoguera, que se quemó el sábado, fue la gran protagonista
Lo que surgió hace muchos años como una broma cogiendo una teja de un pajar para beber ya se ha convertido en una tradición más del corte de la Copa de Castelnou. Los vecinos que acuden al monte para buscar el árbol que coronará su hoguera de San Valero beben carajillo en una teja para la que, aseguran, no hace falta tener mucha práctica. «El único requisito es tener la boca grande» comentó entre risas Vicente Esteruelas. La subida de la Copa es una actividad en la que todos colaboran, bien sea acudiendo al campo, colocando ramas o simplemente mirando cómo se va formando la hoguera y aplaudiendo cuando está totalmente terminada.
La jornada del sábado empieza bien pronto aunque el madrugón merece la pena. A las ocho se desayuna en la plaza a base de pastas y con jotas de fondo para despertar a los más tardíos. Los adultos se suben a un remolque y los niños que quieren acudir, en otro. Otra de las tradiciones que se está implantando es que los pequeños pinten la cara a ellos mismos y a los mayores.
La jornada en el campo, que incluye un almuerzo, termina poco antes de la una, hora prevista para la llegada de la copa a la plaza. Este año no se pudo ver la tradicional imagen del tractor cargando la señal que indica la entrada a la localidad. «La mañana ha empezado bien, ha ido a mejor y ha acabado de manera óptima, no puedo dar muchos detalles… (risas)», contaba Ignacio Romanos.
Una vez en la plaza se formó una cadena humana para subir las ramas a lo más alto de la pira. Después, tirando de sogas y ayudados de escaleras se colocaron la copa en la cima, un trabajo que el sábado fue mucho más rápida que en años anteriores.
Por la tarde continuó la agenda festiva por San Valero con un espectáculo infantil. Por la noche, a las 22.30 se encendió la hoguera tras un recorrido por las calles con la charanga «Los Artistas del Gremio».
El domingo, festividad de San Valero, se honró al patrón con una procesión, ofrenda de panes benditos y misa baturra. Después hubo un aperitivo y un festival de jotas. El día se cerró con un espectáculo de variedades, al igual que ayer, cuando se contó con caras conocidas como la de Malena Gracia. Antes, los vecinos se despidieron con un taller de risoterapia y una cena de hermandad.