Los tambores alcañizanos vuelven a teñir de azul celeste la plaza España para despedir a Cristo
El azul celeste de las túnicas alcañizanas volvió a inundar de color las calles de la capital bajoaragonesa con motivo de la procesión del Santo Entierro del Sábado Santo. Pusieron color a una jornada que amaneció gris por culpa de las nubes y donde la lluvia apareció para deslucir uno de los días grandes de Alcañiz.
A primera hora de la tarde comenzaron a aparecer los primeros tamborileros en la plaza España de Alcañiz. Pasadas las cuatro, descendieron la calle Mayor para comenzar la procesión por la parte baja de la ciudad. Justo en el ecuador del desfile comenzaron a caer las primeras gotas de agua y los cofrades tuvieron que aligerar el paso y cubrir con plásticos las peanas.
La lluvia no amainó y fue aumentando con el paso de los minutos, situación que deslució la procesión a su paso por la zona alta de Alcañiz y que hizo aparecer multitud de paraguas entre el público. A pesar de todo, fueron cientos los alcañizanos que acompañaron al Cristo Yacente durante su funeral, logrando una imagen icónica de la Semana Santa alcañizana con el paso de la procesión por calle Blasco con las túnicas azul celeste de los tamborileros en los costados y por el centro, una gama de colores en la que el negro fue mayoritario.
Pasadas las cinco y media, antes de lo previsto por culpa de la lluvia, los tambores alcañizanos inundaron el centro de la ciudad con su toque mientras esperaban la llegada del Cristo Yacente y la Dolorosa al centro de la plaza. Todo estaba listo para celebrar el momento más emotivo de la procesión como es el sellado del Sepulcro, que, como siempre, se realizó bajo un silencio muy pasional.
Con el final del sellado, los tambores alcañizanos rompieron en un estruendo impresionante que se adueñó de todos los rincones de la ciudad; un sonido que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad que no se volverá a escuchar en Alcañiz hasta la próxima Cuaresma.