La editorial Lumen acaba de recuperar para el público de habla hispana y para vosotros, ávidos lectores, uno de los títulos más representativos y atractivos de una de las escritoras de mayor alcance de la literatura rusa contemporánea: LIUDMILA ULÍTSKAYA.
Elogiada por la crítica internacional, esta multipremiada autora (en 2022 recibió el Formentor de las letras por el conjunto de su obra) ha sido comparada con los grandes autores rusos de todos los tiempos, pues captura, con humor y gran profundidad psicológica, la complejidad de las emociones humanas, descubriéndonos un nuevo modo de mirar la muerte y saborear la vida. Es, según algunos críticos, nuestra Tolstói del siglo XXI -yo añadiría también, nuestra Gógol-, pues planteándonos los temas con un lenguaje actual parece que estuviéramos leyendo a estos clásicos inmortales.
En «LOS ALEGRES FUNERALES DE ALIK», esta maravilla que hoy os recomiendo, nos trasladamos al verano de 1991, cuando el mundo contemplaba expectante el golpe de Estado a Gorbachov. Muy alejados de su país, en un sofocante apartamento de Nueva York, un grupo de emigrantes rusos se reúne alrededor del lecho de Alik, que se está muriendo de una enfermedad desconocida e incurable. Llegó allí desde su Rusia natal hace 20 años, y allí ha luchado por hacer una vida y una carrera como artista, pero nunca alcanzó el éxito. Con Alik se encuentran varios amigos y familiares, incluida su esposa Nina, hija de un gerifalte de la KGB, alcohólica y ferviente ortodoxa rusa; su examante Irina, acróbata de circo; Gioia, la vecina italiana que lee a Dante; y Valentina, su actual amante. También se encuentra una banda paraguaya, cuyos miembros apenas hablan español o inglés, solo el guaraní.
Nina intenta que se convierta al cristianismo y hasta consigue un sacerdote, pero Alik insiste en tener un rabino, aunque él no es nada religioso, y la reunión de estos dos es simplemente uno de los momentos más hilarantes del libro Todos los personajes que desfilan por estas páginas mantienen monetariamente a Alik, que une a su fracaso artístico el económico, pero en cambio Alik es el que les da el sentido de comunidad, de emigrantes en otro país, porque ante ellos el artista es el único que ha logrado establecer una continuidad con el modo de vida que dejaron atrás.
Este Alik, hombre enérgico y enamorado de los placeres mundanos, capaz de alegrar incluso su propio velatorio, es un personaje verdaderamente inolvidable. En manos menos ácidas, esta novela podría haber sido una aburrida instantánea de una comunidad de emigrantes. En las de ULÍTSKAYA, es divertidísima: una historia extravagante y tierna cuyos temas -amor, pérdida e identidad- se elevan por encima de las fronteras del idioma y la geografía. Como nota final diremos que, actualmente, y debido a la guerra de Ucrania, ULÍTSKAYA, muy crítica con el régimen de Putin, se encuentra exiliada en Berlín desde marzo de 2022.
Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz