Protagoniza Miguel Franco Anadón. Un tributo a un hombre, un tambor, una Ruta, un samperino.
Los primeros redobles que dio Miguel Franco Anadón los dio al otro lado de uno de los tabiques del salón de plenos del Ayuntamiento de Samper de Calanda. La habitación que había al otro lado era el dormitorio de su abuelo paterno.
Además del nombre, heredó de él su tambor aunque solo a cambio de una condición. «Estaba muy enfermo ya y apenas se podía mover. Me dijo que me lo daba pero que debía ir el Jueves Santo por la mañana, -que entonces se tocaba-, a hacer unos toques en los pies de su cama». Ambos cumplieron con la parte del trato. Uno, con sus pequeñas manos infantiles esforzándose por hacer sonar «lo poco que sabía». El otro, dejando que el nudo en la garganta se deshiciese en lágrimas.
Aquel tambor y Miguel se hicieron inseparables. Tanto, que el entonces niño, ahora un señor de 81 años, ya no concibió la vida sin uno de ellos colgado en el hombro. Ninguno sabía entonces que el nombre de Miguel Franco iba a quedar ligado para siempre a la historia de la Semana Santa, especialmente a la de Samper de Calanda y a la de la Ruta del Tambor y Bombo, institución que presidió durante 25 años y «que atraviesa una gran época».
Miguel Franco muestra el libro ante la pared tras la que dormía su abuelo.
«Cuando mi abuelo me lo dio comprendí que debía conservarlo y continuar con la tradición», dice mientras sujeta un libro con su rostro plasmado y que recoge estas y otras muchas historias. Se presentó hace unos días en el salón de plenos del Ayuntamiento, justo al otro lado del tabique familiar.
«Cuando Miguel se pone la túnica ya no es solo él. En su persona se une su padre, con sus tíos y sus abuelos». Rafael Jariod, primo del samperino, introdujo la presentación haciendo un repaso al árbol genealógico familiar y explicando la suerte que corrió cada familiar con una Guerra Civil de por medio. Mucho se ha escrito sobre él pero nada en un libro donde él es el eje, el protagonista. Ya lo tiene, y gracias a la huella que dejó en la Semana Santa zaragozana donde conserva amigos y conocidos.
La huella del samperino
Uno de aquellos amigos se llamaba Enós Navarro, cofrade de La Piedad. Además de la pasión por la Semana Santa, transmitió a su hijo Sergio la admiración por el samperino. Aquel niño ahora edita libros, dirigió la revista Redobles y se encarga de mantener la web semanasantazaragoza.com.
Presentación en Samper.
«Nací para la Semana Santa de Zaragoza, soy un enamorado y todo eso horadó mi carne y lo he llevado al ámbito cultural. Miguel es para muchos un mito porque se hablaban maravillas de él y eso, en una tierra tan cainita como esta, es muy difícil». Hace dos años se conocieron y Sergio tuvo claro que merecía «algo más». Ese algo es un libro que recoge las anécdotas, vivencias y recuerdos resultantes de una conversación entre él y varios amigos. Es el nº9 de la colección Monografías de Redobles y lo edita Anorak Ediciones.
Antes de la presentación en la iglesia de San Cayetano, el libro pasó por Samper. Estuvo arropado por vecinos y amigos de la Asociación Cultural los Tambores y, al final afloró la emoción. «Más cariño no puedo recibir, estoy emocionado y esto para mí es un testamento impresionante para mi descendencia».
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