Albino García será el encargado de leer el pregón en Andorra
La cofradía de Nuestro Señor Atado a la Columna, su bombo y su familia, con el sello de los Abellanes, son los pilares fundamentales de la Semana Santa del próximo pregonero de Andorra. Albino García asume esta responsabilidad con ilusión y recordando especialmente a sus padres, que vivían estas fechas con entusiasmo. «En el pregón trataré de que ellos estén conmigo allí presentes. Ellos lo habrían disfrutado muchísimo», destaca. «Le agradezco mucho al Cristo de los Tambores y a la Junta Local esta oportunidad», añade.
Su vinculación con la Semana Santa va mucho más allá de lo que Albino alcanza a recordar. Aún no había aprendido a caminar y ya había procesionado con el «Melero» en brazos de su padre, al igual que sus hermanos y que, después, él haría con sus hijos. Un paso que la familia de su abuelo Vicente comparte con los Mansicos, los Barrena, los Rodilla y los Ciriacos. «No concibo la Semana Santa sin salir con mi cofradía y con mi bombo», explica.
Esta pasión, heredada de sus padres, es la que trata de transmitir a sus hijos. «Mis hijos Albino, Pablo y Lucas viven el tema del paso porque es más familiar, sin embargo el tambor y el bombo, no tanto», comenta Albino. Si tuviera que elegir un acto o una procesión no sabría con cuál quedarse, pero sin duda el momento de prepararse para salir, el ver todas las túnicas colgadas y reencontrarse en la plaza de la Iglesia con familiares y amigos, se convierte en un ritual muy especial para el actual pregonero. «El fin de redobles es precioso», añade.
Actualmente reside en Mérida, donde trabaja como informático en el hospital. Allí, los carteles de la Semana Santa de Andorra y de la Ruta decoran cada año su oficina. El Jueves Santo está marcado en rojo en su calendario, pero en alguna ocasión se ha perdido las procesiones. «Se pasa muy mal. Hubo un año -cuando todavía no había móviles- que mi padre bajó con el inalámbrico al Regallo para que escuchara la Rompida», recuerda. Cuando tiene ocasión viaja a Andorra con familiares y amigos extremeños y asegura que «alucinan», sobre todo con el hecho de que exista una escuela del tambor y del bombo.