Dinero, solo saben pensar en el dinero, panda de lerdos, de tontos a los que nos les gustan la libertad ni los pájaros».
Bien, quien así habla, lectores admirados, es Renata, una empleada de hogar que abandona, de repente y enfurecida, la casa en donde trabajaba como interna. Quiere ser libre completamente y vivir su vida sin desperdiciarla trabajando para los demás. Quiere ser libre en su máxima y más revolucionaria expresión, opuesta en todo y alejada de los convencionalismos burgueses preestablecidos. Aunque para ella la libertad sea: «…sentarse en un banco y escuchar el canto de los pájaros», quiere ser libre para hacer eso cuando quiera. Saltar al vacío de la vida sin preguntarse qué será de ella esa misma noche o al día siguiente cuando despierte después de pasar una noche al raso. Durante tres días y tres noches vagabundea por las calles de París arrastrando todos sus bultos y enfrentándose a un mundo que, en definitiva, la rechaza una y otra vez.
Publicada en 1967, con aquel París en plena ebullición existencial, «RENATA SIN MÁS», que así se titula la novela, es un relato inclasificable y asombroso que plantea una reflexión necesaria sobre el absurdo de nuestra sociedad, las leyes, el consumo, el dinero, el trabajo… Escrito en forma de un impresionante monólogo interior de una sola frase entre tozuda y alucinatoria (cuánto debe y recuerda a Beckett), este tesoro oculto de la literatura francesa (se le concedió en 2022 el Premio Mémorable al mejor libro recuperado) es un libro único y asombroso, un himno a la libertad que sigue siendo rabiosamente moderno y que reivindica el pensamiento radical.
La novela, cuya autora es CATHERINE GUÉRARD (1929), estuvo seleccionada para el Premio Goncourt, sin lograr ganarlo. Más de una década antes, en 1955, había publicado otra pequeña joya: «Ces princes». Y después, el silencio más absoluto. Desapareció de toda vida pública y ya nada más se supo de ella. Corrieron rumores de que se había suicidado, pero también de que como su heroína Renata se había alejado de todo y de todos buscando la libertad. Solo se sabe que murió en 2010 y que dejó un buen número de cartas dirigidas a un tal François, el mismo a quien está dedicado el libro, y que no era otro que François Mitterrand.
Pero, por suerte, nos ha quedado de ella esta obra maravillosa, este diamante en bruto que se paladea con cada nueva acción relatada por la protagonista en un estilo indirecto que insufla un ritmo preciso y precioso a la novela.
En definitiva, un bello redescubrimiento, de una maestría narrativa muy poco usual, que viene cargado de aires de auténtica libertad, de esa a la que nadie puede endosar ni eslóganes ni apellidos.
Miguel Ibáñez. Librería de Alcañiz
Renata sin más
Dinero, solo saben pensar en el dinero, panda de lerdos, de tontos a los que nos les gustan la libertad ni los pájaros