Como novedad, se cantó una saeta en el encuentro entre el Nazareno y su madre
El Encuentro entre el Nazareno y su madre, la Virgen de los Dolores tuvo ayer un sonido muy especial en Alcañiz que aumentó su espectacularidad. El cantador de jota Julio Latorre adornó el acto interpretando una jota plegaria acompañado por el tamborilero alcañizano Carlos Quílez. Una novedad que introdujo la cofradía del Santo Entierro y que contó con el beneplácito de los presentes.
El Vía Crucis procesionó por la parte alta, cuyas calles se llenaron de cientos de alcañizanos que presenciaron el desfile con gran respeto. Pasadas las ocho de la tarde con el retumbar de los tambores de la banda del Santo Entierro en el interior de la excolegiata comenzó la procesión. Poco después apareció por la esquina la bandera de la cofradía seguida por los estandartes de las catorce estaciones con sus correspondientes faroles. Tras ellos los pasos de La Burreta, La Oración en el Huerto, La Dolorosa, El Nazareno y la Verónica. No faltaron las figuras bíblicas, sibilas, samaritana, hebreos y los infanticos ataviados con la túnica azul; así como la banda de tambores y la escuadra de la Guardia Romana. La procesión la cerraron el prior y los mayordomos escoltados por los antorcheros. Los cetrilleros lucieron un crespón blanco en recuerdo de José Mª Sanz, expresidente de la cofradía fallecido el año pasado.
Tras recorrer la calle Alejandre, discurrió por Caldereros y Padre Vidal hasta que desembocó en la plaza de San Francisco, donde se produjo el encuentro. Tras el acto central del Vía Crucis que se produjo en la cuarta estación, el desfile continuó hasta la plaza de España, donde la banda de tambores rindió honores al Nazareno y a su Madre.