Un crítico ha dejado escrito: «EL TERCER PAIS» es una novela en la que mascas tierra, donde el polvo se te adhiere al cabello y donde la tierra que pisas no te pertenece. La tierra es de los muertos».
Cuando en 2019 la escritora venezolana KARINA SAINZ BORGO publicó su primera novela: «La hija de la española», todos sus lectores nos estremecimos: hacía tiempo que no veía la luz un relato tan contundente y con una fuerza expresiva tan extraordinaria. Pronto aquella historia corrió como la pólvora y la sucesión de premios, nominaciones y traducciones fue inmediata. Pero (fuera del aparato crítico y mediático) lo que los lectores empezamos enseguida a desear era leer algo más de esta mujer con ese raro genio que tanto nos recordaba a Borges o a Rulfo. La espera se ha hecho un poco larga, pero, en verdad, que ha merecido la pena: «EL TERCER PAIS», la segunda novela de KARINA, es, de nuevo, otra maravilla, otra joya literaria, tan estremecedora y bella como la anterior.
La historia transcurre en una frontera, la que separa la sierra oriental de la occidental. Una mujer, Angustias Romero, huye de la peste junto a su marido y a sus dos bebés prematuros atados a la espalda. Los gemelos, mueren en el trayecto, y, tras guardarlos en sendas cajas de zapatos, siguen su camino; pero ahora el objetivo de Angustias ya no es una vida mejor, sino el dar sepultura a sus hijos. Caminan durante excesivos kilómetros en busca Visitación Salazar, una mujer de la que todo el mundo habla, la persona que regenta «El tercer país», un cementerio fronterizo e ilegal donde todo aquel que busque enterrar a un ser querido puede hacerlo sin nada a cambio. Abandonada por su marido, Angustias luchará junto a la sepulturera contra un entorno hostil donde la única ley la dictan quienes van armados, donde el tiempo lo marcan los peces, las fiestas y los misteriosos juguetes que alguien deja sobre la tumba de los dos niños, mientras el peligro y la violencia crecen borrando los límites entra la vida y la muerte.
A lo largo de las páginas vamos a encontrarnos historias cruentas y dolorosas, que parecen puro realismo mágico, aunque lo cierto es que están bien ligadas al mundo real. La escritura de KARINA nos irá desvelando cómo hemos olvidado la compasión, cómo parece que la piedad no tiene ya cabida en este mundo monótono 5G que tiñe el bienestar occidental: «cada día, nos dice la autora, estamos más incapacitados para la compasión. Estamos más escleróticos, hay una sensación de irrealidad que no es del todo saludable».
Bien se nota que la escritora se preparó a conciencia para la novela de la mano de tres autores: Rulfo, Homero y, sobre todo, Sófocles: «Antígona, comenta, se mete en muchos líos para enterrar a Polínices. Lo mismo ocurre con Visitación. Y eso tiene que hacernos reflexionar. Antes de la pandemia dábamos por hecho que podíamos enterrar a los seres queridos y nos hemos dado cuenta que no».
Dulce y amarga, encantadora y terrible, desconcertante y absorbente. Es Alta literatura, sin más, escrita desde la rabia, el desarraigo y las cicatrices. Justo el lugar en donde nacen las buenas historias.
Miguel Ibáñez. Librería en Alcañiz