La Coordinadora de Cofradías de Caspe celebra, junto a sus 5 presidentes, los 25 años que ha estado administrando y organizando tanto a cofrades como los distintos actos de la Semana Santa
Veinticinco años, cuatro presidentes, centenares de cofrades, y miles de historias por contar. Ese sería un pequeño resumen de todo lo que se ha vivido dentro de la Coordinadora de Cofradías de Caspe, que este año celebra su 25 aniversario desde su creación. Un colectivo que fue constituido con el objetivo de organizar, ordenar y administrar las nueve cofradías que en ese momento (y hasta día de hoy) protagonizaban la Semana Santa caspolina.
Su funcionamiento no hubiera sido posible sin el papel del presidente. Cinco presidentes han formado parte de su historia: Dionisio Altabás, Joaquín Abadía, Paco Gonzalvo, y el actual, Marcos Sánchez.
El presidente de la coordinadora es en primer lugar, como la propia palabra indica, el encargado de coordinar y organizar, de la mano de la junta, todos los actos y eventos que se llevan a cabo durante el año, y gestionar la actividad de las nueve cofradías y sus integrantes. Además, el presidente es portavoz, pone su imagen y representa a todo el colectivo.
Fue en 1993 cuando comenzó todo. Las nueve cofradías y el párroco de ese momento veían necesaria la creación de un grupo de personas que organizaran todas las actividades internas y externas de estos colectivos. Ya existía algo parecido anteriormente, pero no fue hasta ese momento cuando se constituyó de forma oficial, con la constitución de una junta y la elección del primer presidente: Dionisio Altabás.
«Todo ha cambiado mucho desde entonces, los inicios fueron muy duros porque todavía se estaba formando lo que es la Semana Santa de Caspe de hoy en día», comenta Dionisio. «Había mucho caos al principio, estuvimos los primeros años trabajando los 18 de la junta pero vimos necesario que hubiese una cabeza entre todos nosotros, y me tocó». Esos dos años fueron esenciales según Altabás: se repararon todos los pasos, se buscó financiación (que no la había), y se crearon los estatutos.
Ocho años después, le tocó el turno a Joaquín Abadía, quien estuvo en el puesto cuatro años más. «Dionisio me dejó el camino muy hecho, la verdad es que los primeros años fueron decisivos, yo también estuve allí en la junta». Abadía recuerda la implicación y las ganas que ponía cada uno de los miembros de la coordinadora año tras año. «Es algo que todos llevamos en la sangre, por eso no costaba nada arrimar el hombro y trabajar para que todo saliese bien, y por eso funciona también a día de hoy».
José Manuel Bel fue el tercer presidente de la Coordinadora, y continúa en la misma como parte de la junta. «Entré por la puerta grande organizando la primera concentración de Tambores en Caspe, que no hubiera podido llevar a cabo sin la ayuda y el apoyo de mis compañeros de junta», explica. «La primera reunión fue inolvidable: todos estábamos por trabajar todo lo que podíamos y más, y sacamos dinero hasta de debajo de las piedras». Bel recuerda las ganas y la voluntad que puso cada uno de los integrantes de la coordinadora. «Ahora es cuando mejor se ven los frutos de aquel entonces, y ha habido una evolución importante gracias a todas esas personas».
A Bel le sucedió Paco Gonzalvo, que estuvo de presidente hasta cinco años. Una experiencia «absolutamente buena», comenta. Él intentó, como cada uno que entraba en el puesto «dar un impulso pero sin cambios importantes ni rotundos». «Lo que está bien como está, para qué cambiarlo», argumenta Gonzalvo. De esa época, el cuarto presidente destacaría el trabajo que se hizo para incluir a todo tipo de personas en los distintos actos, no solo las religiosas. En ese entonces se constituyó por primera vez una Semana Cultural llena de eventos muy diversos. El objetivo fue claro: conseguir una Semana Santa, además de religiosa, festiva, cultural y turística. «Creo que se consiguió, y que es algo que permanece hasta día de hoy», asegura.