El caspolino se enfrenta hoy a la tercera etapa con casi 800 kilómetros entre San Juan de Marcona y Arequipa
El caspolino Víctor Rivera continúa su andadura apoyando a Nicola Dutto en el rally Dakar y ayer superó la segunda etapa, no sin dificultades. Rivera recorrió los 553 kilómetros del día (342 cronometrados y 211 de enlace) en una jornada maratoniana: más de siete horas de especial y aproximadamente tres más de enlace hasta el campamento.
Precisamente a su llegada al bivouac el piloto caspolino se mostró muy crítico con la organización y con los pilotos punteros. «Todos sabemos a lo que se dedican los de delante y las trampas que hacen. Sí, digo trampas, tramposos», dijo en un vídeo en su Facebook, colgado a las 04.55 de la madrugada hora española (22.55 en Perú). Rivera explicó que siguió el libro de ruta «al pie de la letra» y no encontró huellas ni rodadas en la arena salvo en los puntos de paso, pese a que todos los coches y más de 100 motos habían salido antes que ellos. «Después, en los waypoints y checkpoints estaban todas las huellas otra vez. Está todo recortado, todo trampeado… Esto es un engañabobos», criticó, refiriéndose a que los equipos y pilotos cabeceros tienen algún tipo de información privilegiada al margen del libro de ruta que les permite acortar tramos para llegar directamente a los puntos de paso.
«Esto es un engañabobos, todos sabemos a lo que se dedican los de delante y las trampas que hacen. Es una casa de putas, hay mucho dinerito y el que paga manda»
Para más inri, el caspolino mostró un cartel en el que la propia organización explica que se han descubierto infracciones, pero que «excepcionalmente» decidió no aplicar el reglamento. «Es una casa de putas, vaya miseria… Hay mucho dinerito y el que paga manda», dijo a este respecto un Víctor Rivera visiblemente molesto, quien también recordó que muchos pilotos amateur son conocedores de esta situación. «Aquí todo el mundo lo sabe, ahora la organización admite saberlo y no hacen nada… Esto apesta», criticó.
Un día menos para Lima
Al margen de la crítica, que ha tenido gran repercusión en el mundillo, Rivera subió otro vídeo poco después de cruzar la meta de la especial, a las 23.46 hora española (17.46 en Perú). En él apareció exhausto (algo perfectamente comprensible tras más de siete horas surcando las dunas) pero feliz, bromeando con uno de los compañeros de equipo, Julián Villarrubia. Destacó que se habían divertido, lo bonito del paisaje y el apoyo masivo de la afición peruana.
La etapa no fue fácil para él ni para Nicola Dutto. Tuvieron problemas de gasolina, el piloto italiano se hizo daño en un hombro en una de sus caídas, y el propio Víctor se vio apurado en un checkpoint. «Yo también creía que me había roto el tobillo al pisar mal, incluso se me cayó alguna lágrima porque pensaba que me iba para casa… Pero luego se me fue pasando», dijo Rivera en declaraciones a La COMARCA.
«Creía que me había roto el tobillo al pisar mal, incluso se me cayó alguna lágrima porque pensaba que me iba para casa»
En la arena en la tercera etapa
El día de Víctor Rivera ha comenzado hoy temprano, a las 5 de la mañana, y el cansancio poco a poco va haciendo mella en el caspolino. «El cuerpo empieza a verse machacado y a sufrir un poco. A ver cómo se nos da hoy, que ya empezamos a estar tocados, pero esto consiste en aguantar», dijo a este medio mientras desayunaba, a las 6 hora peruana.
El caspolino ha tomado la salida a las 07.42 (13.42 en España) y confía en superar una etapa donde el principal escollo son las dunas de Acari. En el menú esperan casi 800 kilómetros entre San Juan de Marcona y Arequipa. «Solo» 331 serán contra el crono, pero después llegará un larguísimo enlace de 467 kilómetros más. «Los tramos de enlace son lo peor, es muy peligroso ir por las carreteras a esas horas. A ver si tenemos menos problemas que ayer y se nos acumula menos tiempo, espero que mañana os pueda contar por lo menos lo mismo, que hemos acabado otra etapa», concluyó.