La comarca del Bajo Aragón-Caspe está llevando a cabo una serie de medidas de prevención durante la campaña frutícola
El inicio de la campaña frutícola conlleva que cada año lleguen alrededor de 3.000 temporeros a la comarca del Bajo Aragón-Caspe, que supondrán unos 7.000 contratos. El gran volumen de trabajadores temporales hace complicado prevenir contratos fraudulentos y garantizar las condiciones laborales de los mismos. El principal problema que sufría este territorio era la existencia de infraviviendas. En algunos casos, se ha llegado a encontrar a más de veinte personas conviviendo en espacios reducidos, y sin las condiciones sanitarias y de seguridad idóneas. Este problema está casi erradicado según el centro de Servicios Sociales. «Desde la comarca se está llevando a cabo un plan de acogida con el objetivo de paliar las necesidades básicas de algunos trabajadores, como comida, higiene y salud», afirmó el director del centro de Servicios Sociales, Alfredo Maranillo.
En esta zona se han activado una serie de servicios de alimentación y atención social primarios. El director del centro de Servicios Sociales de la comarca del Bajo Aragón-Caspe, aseguró que los problemas más habituales que se sufrían anteriormente ya están paliados. «En esta zona contábamos con la preocupación de los alojamientos para estas personas, pero en la actualidad el tema de las infraviviendas está prácticamente solucionado», comentó. Maranillo fue uno de los integrantes en la mesa de campaña en colaboración con el Ayuntamiento de Caspe para preparar la temporada.
El protocolo de acogida se repite año tras año: cada trabajador que lo necesite recibe un vale, donde le entrarán los servicios de comida (unos 60 la han recibido), duchas (más de 100) y transporte (el servicio menos necesario). Además, se ha llevado a cabo una Jornada de sensibilización en temas de conductas de riesgo y se ha habilitado el servicio de un trabajador social para demandas específicas en materia de atención social. Para solucionar el problema de los alojamientos, el centro de Servicios Sociales lleva a cabo un dispositivo en colaboración con la Policía Local y el Ayuntamiento de Caspe, que estará activo hasta el 30 de junio.
«A día de hoy, menos del 5% de los trabajadores podría estar en situación de fraude», comenta Antonio Ranera, del Departamento de Migraciones de UGT. «A pesar de las bajas cifras, sigue siendo preocupante», afirma.
«Cada vez se tiene más cuidado con el tema de los alojamientos y servicios a los temporeros, algo que antes era muy complicado de gestionar», opinó Laura Redondo, representante de UAGA en el Bajo Aragón-Caspe. «Esta zona cuenta con programas de prevención previos que son muy útiles y ejemplarizantes».
Algunos partidos políticos como Podemos ya llevó esta problemática a las Cortes de Aragón. El diputado Nacho Escartín criticó en la cámara autonómica que, en algunas zonas, las condiciones laborales de los temporeros continuaban siendo «casi esclavistas», y que todavía se encontraban «focos de fraude» en los contratos de los mismos. Escartín, reprochó también la falta de iniciativa por parte del Gobierno de Aragón, algo que, aseguró, «sí están demostrando comarcas como el Bajo Aragón-Caspe con iniciativas como la mesa de anticipación», explicó. «Creemos que esto se debería hacer en todas las comarcas donde hay recogida de fruta».
Buenas previsiones
Cerca de 15.000 temporeros se han repartido por toda la comunidad autónoma para trabajar en la campaña frutícola, que ha comenzado a finales del mes de abril con la recogida de la cereza, la fruta más temprana. De ese total, unos 5.000 se encuentran en la provincia de Zaragoza, y más de la mitad de ellos en la Comarca del Bajo Aragón-Caspe, una de las zonas que más inversión consigue gracias a esta actividad agraria. Caspe, Chiprana y Maella cuentan con un gran volumen de propiedades de fruta en su entorno. En estas localidades se vive intensamente la campaña, ya que la mayoría de temporeros acuden a las mismas para alojarse y buscar contrato laboral.
En cuanto a la producción de este año de la cereza, va a ser similar a la de años anteriores. «Va a bajar la producción en unas variedades, como las tempranas que han disminuído un 25% con respecto al año anterior, y puede que aumente en otras, como las tardías», señaló Valentín Acero, agricultor en Chiprana.
La cooperativa de este municipio llega a recoger medio millón de kilos de cerezas. En Caspe, rozan los 5 millones. En estas zonas se mira continuamente al cielo. «El 25%de la cosecha se pierde por las lluvias», afirmó Acero. En unas dos semanas comenzarán a recoger la cereza tardía, que podría verse afectada si aparecen las precipitaciones.
La campaña frutícola comenzó en la comarca del Bajo Aragón-Caspe una semana antes de lo habitual debido a las buenas previsiones. Con lo que no se contaba era con la llegada de las lluvias, que dejaron en suspensión el trabajo de los temporeros los primeros días de campaña. Hasta el día de hoy, la campaña ha continuado sin incidencias reseñables. Sin embargo, la Aemet prevé que las precipitaciones pueden volver este fin de semana, aunque de forma intermitente.