Cinco personas han sido detenidas este mes de enero en Zaragoza acusadas de varios delitos de hurto y robo con violencia. No es casualidad, según fuentes policiales, ya que las rebajas son una de las épocas del año preferidas por estas bandas criminales. «Los centros comerciales aumentan su almacenamiento de productos y, además, hay más gente comprando, lo cual hace que pasen más desapercibidos y que se sientan más seguros», explica Javier Obis, portavoz de la Policía Nacional en Zaragoza.
Los delincuentes robaron 57 artículos, en su mayor parte ropa y complementos, valorados en casi 900 euros en dos centros comerciales de la capital aragonesa. En uno de estos robos llegaron a agredir y a amenazar a los guardias de seguridad, algo que para la policía es muy poco habitual. «Los ladrones profesionales se van a hacer el loco, intentarán escapar o sacarán sus dotes artísticas inventando alguna historia, pero nunca se van a enfrentar. Conocen bien la diferencia entre un delito leve de hurto que implica una multa de 400 euros, y un delito de robo con intimidación, que puede conllevar pena de cárcel», dice Obis.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad aconsejan que en esta época de rebajas se desconfíe del material que se vende en Internet con precinto y a un precio excesivamente rebajado. «Un móvil que al encenderlo saluda con otro nombre, una bicicleta que tiene algún código rallado… Debemos preguntar dónde lo compró, si tiene el ticket de compra o garantía. Otra señal es que tenga un precio inusualmente bajo. No lo van a regalar pero se lo quieren quitar rápidamente», comenta el agente Obis.
El Portavoz de la Policía Nacional en Zaragoza insiste también en la complicidad del comprador, es decir, que podríamos incurrir en un delito sin participar directamente en el hurto. «Comprar algo robado teniendo un mínimo de idea de su procedencia puede ser constitutivo de delito. Se trata de un delito de receptación», advierte.
Están organizados y vienen de fuera
La Policía Nacional tiene localizados a varios de estos grupos criminales, que llegan a Aragón desde Madrid o Barcelona para cometer los robos y desaparecen rápidamente. Uno de sus principales objetivos es vender rápidamente el material robado o tener ya compradores y actuar por encargo. «Buscan una venta rápida on-line a través de tiendas de segunda mano, locutorios o «receptadores», que son intermediarios con clientes que ellos tienen fijos», explica este agente de policía.
Sigilosos, utilizan el descuido y la oportunidad para cometer los robos, así como materiales que pueden adquirir con facilidad y a buen precio por internet. «Utilizan galgas, unas láminas metálicas fijadas a una base flexible y aislante, para quitar las alarmas y que en la red pueden comprar por apenas 3 euros», apunta el portavoz de la Policía Nacional en Zaragoza.
Son ladrones que se especializan dependiendo del objetivo del robo y nunca roban en el mismo sitio dos veces seguidas. Sin embargo, comenta el portavoz policial, Aragón no es un objetivo habitual de estos amigos de lo ajeno.
Si alguien es víctima de un hurto, sea dueño de un negocio o particular, el agente Obis recomienda denunciar cuanto antes, pero también lanza una advertencia: «Las personas que sufran un hurto tienen que denunciar un hurto, no un robo con violencia. Algunos lo hacen para cobrar el seguro, el dinero de lo que costó el objeto sustraído, y eso implica un delito de estafa al seguro o una simulación de delito que conlleva penas de prisión de hasta 3 años».