La tumba de Miralpeix en Caspe se encuentra en plena restauración y reubicación. El Ayuntamiento de la Ciudad del Compromiso quiso mejorar la conservación del elemento patrimonial del siglo II a través de una actuación que consiste en ubicarlo a unos metros de donde estaba para que no reciba tanta humedad de parte del patio del colegio que está a su lado. También se ha aprovechado la ocasión para recolocar sus piedras, pues cuando fue trasladado del actual pantano se montó con algunas piezas en posiciones erróneas, lo que dificulta aún más su preservación en el mejor estado posible, según destacó un informe solicitado por el consistorio.
Por ello, la estructura del Mausoleo de Miralpeix ya ha sido desmontada en su totalidad, aportando una imagen inédita del armazón que la sostenía. Piedra a piedra, se realizan las labores de limpieza y consolidación para volver a recuperar su imagen original. A estas piezas se está añadiendo un producto que se impregna en ellas y crea una película que las protege de la humedad y les asegura una mejor conservación.
Asimismo, se ha terminado recientemente la cimentación del nuevo terreno que en unas semanas acogerá a este elemento patrimonial. Con todo ello, se espera que para finales de febrero se pueda volver a ver el Mausoleo armado y con su restauración acabada. Para esta actuación se ha destinado un presupuesto de más de 171.000 euros.
«Es un Bien de Interés Cultural, declarado en 1931, que no podemos perder ni dejar que se estropee. Por ello, desde el Ayuntamiento consideramos muy importante su restauración y la mejora de las condiciones del lugar donde se ubica para poder conservarlo en el mejor estado posible», detalló Elise Ventura, concejal del área de Patrimonio en Caspe.
Cabe destacar que, a pesar de la actuación que se está realizando, este elemento patrimonial de Caspe datado del siglo II presentaba «un buen estado», señaló Ventura. Esto se debe a que sobre él se construyó un antiguo masico a orillas del río Ebro, lo cual hizo que sufriera menos las inclemencias meteorológicas. Previamente a la construcción del pantano de Mequinenza, se decidió trasladarlo a un lugar donde no le cubriera el agua. Al parecer, la nueva ubicación escogida entonces no ha resultado ser la más adecuada para su conservación así que se valoró desplazarlo unos metros.
Otras actuaciones patrimoniales
En esta línea, el consistorio caspolino también está llevando a cabo unas labores burocráticas en lo que respecta a la ermita de la Magdalena. Esta construcción histórica, situada sobre una colina en un terreno que anualmente queda aislado por el río Ebro, está en terreno del Ayuntamiento, pero es propiedad de la Iglesia.
Por tanto, el consistorio pretende hacerse con esa propiedad para desarrollar una obra con la que se trabaje en mantener lo que aún queda de la ermita. Además, a largo plazo se espera que también se pueda restaurar para que vuelva a lucir con un aspecto similar al que tuvo cuando aún la regentaban los ermitaños y se hacían en torno a ella procesiones y rogativas. No obstante, dadas las circunstancias en las que se encuentra, «lo primero será conservarla, para restaurarla hará falta mucho tiempo y trabajo», señaló la concejal Ventura.
Asimismo, la edil encargada del Patrimonio caspolino lanzó un aviso a la población solicitando que no se hagan visitas al interior de la construcción. «Sabemos que es un edificio muy atractivo y que cuenta con un importante valor artístico y arquitectónico digno de visitar, pero está en una situación crítica y se pueden producir derrumbamientos del tejado en cualquier momento, por lo que hemos tenido que vallarla para proteger a vecinos y visitantes», insistió la concejal.