Es el segundo premio que recorre en apenas unos meses. Manuel Izaguerri recibía esta semana el premio Meninas de Aragón, otorgado por la Delegación de Gobierno reconociendo su labor en la lacha contra la violencia de género. Agradece estas menciones pero todavía más una carta que recibió el miércoles firmada por Raquel, su segunda «mujercita» como él la llama, después de su nieta Ariadna que acaba de nacer hace tres meses. «Soy su segundo papá -se ríe- , que a Manuel no me lo toque nadie, me dice», cuenta Izaguerri.
Han pasado casi 7 meses desde que Raquel y Manuel se conocieron. Según relató Manuel a la policía, aquella tarde del lunes 6 de mayo, sobre las 20.30, llegaba al final de la línea 53, de la que era conductor. A la altura de la farmacia del camino del Pilón, en el barrio zaragozano de Miralbueno, vio que en el asiento del conductor de un coche había una chica, con las piernas ya fuera, que pataleaba y gritaba: «¡Que me muero, que me muero! Fue lo primero que me dijo. Aquella chica no se merecía morir; aquel salvaje no pudo lograrlo», recuerda mientras explica que otra opción hubiese sido llamar a la policía pero «lleva tiempo y el tiempo en estos casos es oro».
Mientras recuerda qué pasó vuelve a hablar de esa carta que Raquel le dedicó esta semana y que dice así:
- «Ya sabes que desde que nos vimos por primera vez, entre nosotros sobran las palabras, simplemente puedo decirte gracias. Gracias por no mirar hacia otro lado, y sobre todo, gracias por parecer en mi vida cuando más te necesitaba. Cuando pensaba que ya no tenía salida, que injustamente mi vida se iba a terminar ahí, los segundos pasaban y nadie paraba, nadie me ayudaba… Y justo ahí, apareciste tú, para demostrarme con tu valentía que ese no era mi día. No sabes cuánto me alegro de que todo el mundo esté tan orgulloso de ti, porque te lo mereces todo y más, porque aunque tú pienses que hiciste lo que tenías que hacer, al fin y al cabo fuiste el único que se atrevió a hacerlo. Ojalá el mundo estuviese lleno de personas como tú, y ojalá todas las personas tuviesen la suerte que tuve yo ese día. Eres un ángel caído del cielo, un héroe, para mí, para mi familia y para el mundo entero. Te estaremos eternamente agradecidos».
- Firmado: Raquel
«Lloré al leerla. Raquel tiene una sensibilidad fuera de lo normal, y hace emocionarse a cualquiera», cuenta Manuel al releer la carta.
Manuel actuó movido por un impulso inmediato sin pensar las consecuencias, para él lo importante era la vida de la joven que estaba en peligro. El presunto agresor, actualmente en prisión a la espera del juicio, Fabio Miguel C. C., intentó agarrar a la chica por los pelos. Manuel sujetó al agresor, que le hirió con un corte en la mano izquierda del que tuvo que ser intervenido con tres puntos de sutura en el Hospital Provincial de Nuestra Señora de Gracia, en Zaragoza. Después recibió la ayuda de más viandantes que le ayudaron a mantener sujeto al agresor hasta que llegaron la Policía Nacional y dos ambulancias del 061. «Pienso que el miedo está en un saco y cada uno coge lo que quiere. Yo respeto a la gente que no reacciona y se queda paralizada, pero no lo comparto», valora Manuel.
Desde entonces ambas familias se reúnen cada mes a comer. «Hemos hecho una gran unión entre todos y nos queremos un montón», explica. Cada semana habla con Raquel y ella le cuenta cómo está: »Sigue yendo al psicólogo, está con miedo y ahora ha decidido que va a empezar un curso de defensa personal. Cuando salga el juicio empezará a descansar un poco. Pero de momento, poco a poco; las heridas físicas las curó, pero las morales, las psicológicas, siguen estando ahí. Fue muy duro».
No es la primera vez que este vecino del barrio zaragozano de Garrapinillos ayuda a alguien. Años atrás, excarceló a un herido en un accidente y evitó que una joven se ahogara en una piscina. Se lo han vuelto a preguntar varias veces desde que ayudó a Raquel, y Manuel no se cansa de decirlo: «¡Claro que lo volvería a hacer! Mi vida es secundaria en esos casos. Igual es que soy un imprudente como dice alguno, y otros dicen que soy un héroe. Yo ni me siento imprudente ni me siento héroe, porque si fuera imprudente seguramente Raquel no estaría viva. Nunca pensé en lo que me podría haber pasado».
Acaba de recibir una nueva llamada de una emisora de radio y explica que tal vez tenga que marcharse a Madrid en diciembre a recoger otro premio: «Creo que acudirá la reina Leticia a entregarlos, según me han dicho».
Durante la entrega de los premios, la delegada del Gobierno, Carmen Sánchez quiso recordar que ya han fallecido en España 1.027 mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas desde 2003, y que este año comenzó con dos crímenes que podrían haber sido cinco. «Tres mujeres siguen vivas gracias a que los vecinos alertaron a la policía», detalló.
El próximo lunes 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y son varias las entidades que recuerdan que hay que hacer «visibles» a las mujeres víctimas de esta violencia. Manuel no quiso que Raquel fuese una víctima más que no llegase a denunciar, una víctima invisible y la salvó visibilizando su historia.
Este «Ángel caído del cielo», como le llama Raquel en su carta, continúa con sutrabajo como conductor de autobús, y con una vida a la que ahora hay que añadir el papel de abuelo: «No me hubiera importado que se hubiese llamado Raquel, es un nombre bien bonito», bromea.