El albalatino Miguel Ángel Serrano lleva a cabo la restauración de imágenes, estandartes y otros elementos de la Semana Santa en su propia casa
«Fui a salir de la habitación y de repente vi al Nazareno que venía andando por el pasillo», cuenta riendo Rosario Larrodé. Empujando la figura policromada iba su hijo, Miguel Ángel Serrano, restaurador albalatino. No es el único susto que se han dado, pues uno no acaba nunca de acostumbrarse a convivir con este tipo de imágenes. La casa de Miguel Ángel es también su taller, y por ella han pasado casi todas las imágenes que desfilan cada Semana Santa por las calles de Albalate. «¡Todas las que podían pasar por la puerta!», exclama. La Oración del Huerto, la Piedad y la Burrica se quedaron fuera y tuvieron que hacerse en su garaje. El Nazareno no cupo en ninguna de las habitaciones, por lo que fue restaurado en la estrechez del pasillo. Ya se sabe, la falta de espacio agudiza el ingenio. «Esto es posible porque es una planta calle, si no estaría complicado…», explica.
La estancia en este 'hospital de figuras' varía dependiendo de los trabajos que requiera cada una de ellas, que recordemos, tienen un tamaño intencionadamente similar al nuestro. Algunas han estado durante un año prácticamente conviviendo con Miguel Ángel. «Ha llegado a extremos en los que yo dormía con ellas en la habitación», explica. Pero no solo él, toda la familia ha coincidido con estos personajes, que no solo pertenecen a la Semana Santa. Su hermana, por ejemplo, estuvo varios meses compartiendo cuarto con la imagen de Santa Rosa de Lima, de la Iglesia de San José de Albalate.
Los judíos de la Coronación de Espinas, el Cristo de los Tambores de Andorra, la Virgen de Arcos, la Oración del Huerto de Valderrobres, Santa Águeda, San Ramón, Santa Lucía, Santa Flora… Miguel Ángel no se atreve a arrojar un número que testifique cuántas piezas han pasado por su taller, por su casa.
Los trabajos que acomete se centran en su mayoría en recuperar fragmentos dañados -principalmente las extremidades- y en repasar la policromía, que se ve deteriorada con el paso del tiempo.
El Nazareno -que ha pasado por las manos de Miguel Ángel en varias ocasiones- fue también protagonista de otro malentendido. «Hace muchos años estaba en el patio de casa de mi madre y una vecina fue a buscarla, la llamó: '¡Miguela!' y la mujer respondió. La vecina se pensó que quien había contestado había sido el Nazareno y se marchó gritando», recuerda entre risas Rosario. Confusiones que no dejan ser anécdotas en una concienzuda labor por preservar y mantener el patrimonio de la Semana Santa de Albalate.
E inmerso en esa tarea, Miguel Ángel no solo restaura imágenes, también hace lo propio con otros elementos, como los estandartes. Este año le ha tocado el turno al que preside todos los actos de la Semana Santa, bien sean procesiones en el mismo pueblo o en salidas oficiales a otras localidades en las que Albalate ha de estar representado. La Junta de Semana Santa lo adquirió en 1997 en una tienda madrileña de artículos religiosos, 'Santarrufina'.
El trabajo de Miguel Ángel ha consistido en restaurar la pintura central. «Va pintada al óleo y en muchos puntos la pintura había saltado porque es una cosa delicada, y se veían las grietas», explica. También se sustituyeron los cordones dorados y borlas que lo completan. «En su momento se compró el estandarte que mejor se pudo pero han pasado los años…», asegura.
En el reverso, bordado a máquina, aparece la inscripción: 'Semana Santa en Albalate del Arzobispo, 1997'. En el anverso, un diseño del restaurador. «Es una mezcla: el tambor, la cruz y los símbolos de la Pasión» recalca, que ahora luce como nueva.