Decenas de vecinos acompañaron a los cofrades por su ruta nocturna por las principales ermitas de la localidad
El silencio se hizo en la Ciudad del Compromiso durante la noche del Miércoles Santo. Más de cincuenta personas desfilaron, junto a la cofradía del Cristo de la Buena Muerte, su tradicional Vía Crucis penitencial por las ermitas del casco histórico de la localidad. La Balma, Santa María Magdalena, San Indalecio, Monserrat y San Roque fueron las ermitas en las que fue parando la cofradía del Cristo durante su procesión.
Uno de los momentos más emocionantes fue cuando el Cristo se puso frente a la Veracruz en el interior de la Colegiata. Se trata de una reliquia que únicamente sale a la luz en contadas ocasiones del año.
Todos los asistentes fueron caminando por las calles de Caspe con un silencio sepulcral y rezando, solamente interrumpidos por el sonido de los tambores y las cornetas cuando paraban en las distintas ermitas de la localidad.