Más de 300 personas participaron el sábado en la recreación de la Batalla del Ebro a orillas del embalse de Ribarroja
Las orillas del embalse de Ribarroja volvieron a llenarse de cientos de milicianos el sábado para representar una de las contiendas de la Batalla del Ebro, uno de los combates más sangrientos y más importantes de la Guerra Civil Española. Nacionales y republicanos acabaron fundiéndose en un gran abrazo que ponía punto y final a una recreación que 79 años atrás dejó cientos de muertos en la localidad de Fayón. Poco importaba el bando al que pertenecían, el objetivo de esta jornada era recordar la memoria de los padres, abuelos y bisabuelos que lucharon por sus ideales.
Entre julio y noviembre de 1938, España vivió uno de los episodios más sangrientos del siglo. La ofensiva republicana comenzó la noche del 24 de julio. El ejército rojo, que se contaba por decenas de miles, tenía la intención de atravesar el río con el objetivo de ocupar las posiciones del bando nacional en diferentes puntos entre Mequinenza y Amposta. El primer avance se desarrolló en Fayón, justo donde el sábado se realizó la décima Recreación de la Batalla del Ebro. En la otra orilla, esperaba el ejército de 40.000 hombres del general Juan Yagüe.
La recreación de la batalla comenzó por la mañana. Los participantes, ya uniformados con sus atuendos del bando nacional y republicano, ocupaban sus posiciones. El primer acto sirvió para que el público se pusiera en la piel de los combatientes que defendieron la II República Española con su desembarco a la orilla nacional. El público, que acudió en masa hasta Fayón y tuvo que hacer frente al sofocante calor, pudo ver cómo fue el primer enfrentamiento entre los dos bandos.
Una vez terminada la representación que dejaba el primer avance del ejército rojo, llegaba el turno de una comida de hermandad. El momento de olvidar los uniformes y sentarse a compartir mesa, historias, recuerdos y expectativas sobre lo que iba a ocurrir por la tarde. Los más de 300 recreacionistas cogieron fuerzas para la batalla que se libraría en las trincheras por la tarde. Mientras, los cientos y cientos de visitantes que acudieron hasta Fayón para conocer los entresijos de una de las batallas más importantes de la Guerra Civil, tuvieron tiempo de darse una vuelta por los campamentos de ambos bandos, visitar el Museo de la Batalla del Ebro de Fayón, curiosear en el pequeño mercadillo de material bélico antiguo y hacerse fotografía con los carros de combate.
A las siete de la tarde llegó el momento de ver el acto más espectacular de la recreación, la batalla de las trincheras. El bando nacional aguardaba la llegada de los republicanos y se libró una cruenta batalla. Los aviones sobrevolaron las cabezas de público y recreacionistas y los primeros bombardeos marcaron el inicio de la contienda. El bando republicano superó las líneas nacionales y bajo una espesa nube de polvo creada por las disparos y bombas de fogueo, los rojos se alzaron con la victoria.
Más de 300 recreacionistas
Personas de diferentes puntos de España e incluso un pequeño grupo llegado desde Inglaterra, nietos de brigadistas, tomaron parte en la recreación de Fayón, un acto que cumplió su décimo aniversario con un éxito rotundo. «Estamos muy contentos porque los voluntarios y el público han respondido como nunca. El museo ha estado lleno durante todo el día y es fantástico que la gente venga aquí y conozca lo que hacemos», destacó Miguel Ferragut, secretario de la Asociación de Memoria Histórica 1938, organizadora del evento.
Desde Amposta llegó Albert Santín para representar al bando republicano. «En España hay pocas recreaciones y la de Fayón es muy interesante. Fue una batalla decisiva, muy importante, y por eso la República lo dio todo», dijo. Julio Ferrer se desplazó desde Zaragoza para formar filas con la Cuarta Bandera de la Legión, bando nacional. «La historia no hay que esconderla, se tiene que dar a conocer con todo lo bueno y todo lo malo. Este tipo de recreaciones son tan importantes por eso, porque hay que conocer la historia con toda su crudeza», explicó. Otra representante del bando republicano fue Mónica Ochoa, llegada desde Madrid. «Te ayuda a tener mucho respeto por la historia. Es algo que pasó, que no se puede olvidar y que no se puede repetir», aseguró.